Desde que arrancó la pandemia, todos tuvimos que acomodar la rutina. Muchos trabajos, actualmente, se hacen desde casa. Y el espacio terapéutico no fue la excepción. Está científicamente comprobado que la terapia online y la presencial producen beneficios clínicos equivalentes, pero además de eso, pueden pensarse algunos beneficios que solo lo presenta el contacto virtual:
Intimidad: la terapia online te permite hacer la sesión desde un entorno seguro y de confianza para vos.
Comodidad: poder hacer la terapia desde cualquier lugar del mundo no es algo que “esté de moda” años atrás. Podes elegir el rincón o lugar en el que te sientas más cómodo para poder charlar.
Accesibilidad: solo necesitas un dispositivo con acceso a internet para realizar la sesión. Algunos usan plataformas específicas, otros solo videollamada de whatsapp, o llamada al número de línea.
Libertad y flexibilidad: poder encajar los horarios de trabajo y otras responsabilidades con las de terapia con más facilidad. Antes, se tenía en cuenta el tiempo que tardabas en ir hasta el consultorio y el de volver hasta tu casa. Hoy, eso es algo que de a poco, deja de pensarse.
Ahorro de tiempo y dinero: al no necesitar desplazarte, ahorras por un lado tiempo, y por el otro, dinero si es que tu modo de movilizarte es a través de algún medio de transporte pago.
Continuidad: estés donde estés, hagas lo que hagas, podes seguir sin tener que interrumpir o proponer el espacio terapéutico.
Y sobre todo (que es lo más importante), es que habites ese espacio con ganas. A veces los temas que se trabajan en terapia no son los más felices, por lo que tener alguien que del otro lado contenga, acompañe y escuche es fundamental para que el ambiente sea óptimo.
Ante cualquier inquietud, no dudes en escribirme para una atención virtual o presencial.
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