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martes, 26 noviembre, 2024

Arturo Frondizi, estadista y futbolista

Antes de entrar a la cancha, el joven Arturo Frondizi se acomodaba la boina característica que usaban varios jugadores en la época, como el futbolista uruguayo Severino Varela, de Boca. Desde su posición de marcado central, se disponía en cada partido a evitar los ataques del equipo rival, costara lo que costara. Era recio a la hora de marcar cuerpo a cuerpo, imponía el pecho y su figura espigada. «La exquisitez analítica que lo distinguía en otros rubros, no se trasladaba al fútbol. Frondizi era duro, firme, más fuerte que hábil. Era recio, pero además recurría a la infracción si algún delantero adversario lograba eludirlo», cuenta el periodista Ariel Scher en su libro La Patria Deportista.

Frondizi vistió los colores del Club Almagro entre 1920 y 1926. Jugó de marcador central en las inferiores y llegó a la cuarta división. En esa época, el tricolor sufrió los vaivenes institucionales del deporte nacional. El club se desafilió de la Asociación Argentina de Football y se integró a la Asociación Amateur de Football. Recién en 1934 se afilió a la unificada Asociación del Football Argentino. Quedó entonces en la Segunda División, hasta que ascendió en 1937 por primera vez.

En plena actividad, en la cuarta de inferiores, Frondizi tuvo una mala temporada y se quebró un brazo. Por la dura lesión estuvo varios partidos alejado de las canchas y fue entonces cuando la abogacía y la política le comenzaron a ganar terreno al balompié. Todavía hoy es el único presidente argentino que estuvo federado en un equipo de fútbol.

Fútbol y política

En el club se realizaban tertulias políticas. Era una institución afín al radicalismo y frecuentaban sus instalaciones Raúl Colombo, que llegó a ser presidente de la AFA, y Aristóbulo Aráoz de Lamadrid, que tiempo más tarde iba a ser ministro de la Corte Suprema de Justicia. En las décadas del 20 y 30, Almagro era un bastión yrigoyenista, contrario al antipersonalismo y la figura fuerte del partido: el expresidente Marcelo Torcuato de Alvear.

En la sede del club, ubicada en el corazón del barrio porteño de Almagro, en Medrano 522, Frondizi y compañía mantenían reuniones políticas. También eran miembros activos de la institución sus hermanos Silvio —abogado y político, asesinado en 1974 por la Triple A— y Risiesi —filósofo y futuro rector de la UBA—. Arturo fue redactor del estatuto del club, que se mantiene hasta el presente.

Frondizi y Colombo, además de militar políticamente en el radicalismo y en el Club Almagro, se habían conocido en el Colegio Nacional Mariano Moreno, donde el  futuro presidente de la AFA había incentivado a Frondizi para que se acercara al tricolor. Fue una amistad que perduró en el tiempo. Colombo fue presidente de la AFA durante el gobierno de Frondizi; había asumido en 1956 y se mantendría en el cargo hasta 1965. Durante la administración de Colombo, el seleccionado nacional sufrió el desastre de Suecia 58, cuando no superó la fase de grupos tras una estrepitosa caída por 6 a 1 ante Checoslovaquia. También su labor frente al establecimiento de Viamonte 1366 se vio manchada por el primer hecho de violencia del fútbol argentino. Fue el escándalo que generó la muerte de Mario Linker en un partido entre Vélez y River en el torneo de 1958.

Una pasión para toda la vida

El fútbol siempre deja anécdotas memorables. Y la política también. Frondizi no podía ser la excepción. Los allegados del expresidente cuentan que, en su fugaz encuentro en 1961, Frondizi y Ernesto Che Guevara tuvieron tiempo de conversar sobre los grandes temas de la política Latinomericana y el desempeño de Rosario Central.

«Él nunca dejó de interesarse por las cuestiones futbolísticas. Lo que sucedió es que, con el tiempo, hubo temas que fueron más interesantes que otros y el fútbol no era una preocupación central. Además, no son los mismos intereses que uno tiene a los 20 años que los que tiene a los 40 o 50», contó a la revista Un Caño José Giménez Rébora, casado con una sobrina del ex presidente.

Frondizi admitía que era hincha de Boca, pero nunca habló en público sobre su paso por el fútbol federado. En realidad, también era discreto sobre su amor por el club de la Rivera, pero esto se conoció en parte gracias a que lo contó su amigo Julio Oyhanarte —que fue presidente de la Corte Suprema de Justicia—. La simpatía de Frondizi por Boca, sin embargo, recién salió a la luz tiempo después del golpe de Estado de 1962 que lo derrocó.

En la intimidad, don Arturo nunca ocultó su cariño por el tricolor, su querido Almagro. El club que dejó una huella imborrable en su vida, donde comenzó su carrera trunca como futbolista y donde dio los primeros pasos en la arena política.

 

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