Un hecho diferente, al que yo le atribuiría cierto valor “democrático didáctico”, ha sucedido después de la conformación de la cámara legislativa. Han aparecido los economistas. Más allá del hecho constitucional de haber sido elegidos en las urnas, estos nuevos actores, y me refiero a Milei, Espert y Tetaz, que tienen y han tenido una exposición mediática que los hace más visibles. Pero también están, entre los del gremio, Laspina, López Murphi, en definitiva… voces profesionales que saben de lo que hablan en materia económica, y parece que están dispuestos a decirlo desde sus bancas.
Un primer aspecto que ha surgido en el debate sobre el presupuesto, es que no se anda con ambigüedades. Por ejemplo el diputado Espert, en una breve reseña, dejó claro que la recurrencia de presupuestos deficitarios es el origen de las crisis en la Argentina. Y dijo “No podemos ser un conjunto de irresponsables que cada año sanciona el presupuesto con déficit. Un economista no puede decir lo contario, y si lo hace deberá decir cuáles son las consecuencias”.
En manera similar, el diputado MIlei puso de manifiesto la inmoralidad de un presupuesto con cifras que no son ciertas. Por el lado de López Murphy dejó claro la inviabilidad financiera y el destino inflacionario que nos espera ante la incapacidad de que alguien financie semejante nivel de deuda. Por su parte, el diputado Tetaz dejó claro que las cosas que van al congreso se leen y denunció algunos artículos que fueron incorporados entre gallos y medianoche.
Así, uno a uno los economistas que tienen su espacio de divulgación en los medios, tienen ahora un momento para expresarse en el Congreso. Bienvenido sea.