(Por Lic. Magdalena Maineri)
La adolescencia es un conjunto de cambios en todo sentido. Es el pasaje del discurso parental a un discurso compuesto por otros, otros pares. Es la “salida al mundo”, donde los adolescentes empiezan a tomar sus propias decisiones.
El último año escolar, es la transición entre la infancia/adultez, teniendo en cuenta el efecto simbólico que produce. Es el pasaje hacia la independencia, el último año de vivir con la familia, para luego irse a estudiar o conseguir un trabajo.
Tener compañeros pares y realizar cosas en conjunto, ayuda a potenciar la autonomía de cada niño, asumir responsabilidades y hacerse cargo de sus decisiones. Pero este año, todo esto se vio truncado, y el esperado “ultimo año”, no sucedió.
Dicha situación, modifico tanto a los padres, tratando de adaptarse a los tiempos de los adolescentes, como también a ellos, que tuvieron que buscar nuevas alternativas para transitar y buscar su lugar en medio de tanto caos.
Por más que sea una tarea un tanto compleja por momentos, darles el espacio y el lugar para que puedan habitar su lugar, que puedan transitarlo de la manera en que lo desean y con la compañía que necesitan, ayudara a crear recuerdos felices del último año de secundaria, con incertidumbre a lo desconocido y ganas de afrontar el futuro con todos los cambios que eso implica
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Ig: lic.magdamaineri
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Diplomada en PSicooncologia.
