(por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)
Cuando pensamos en los abdominales a todos se nos aparece la imagen de la tabla de lavar sobre la cintura. Pero debajo de este musculo clásico, se esconden los verdaderos responsables de la estabilidad y eficiencia motriz del tronco, a menudo olvidados y de una importancia máxima.
Los músculos del tronco, denominados tradicionalmente abdominales, están formados por un complejo entramado de haces musculares dispuestos a modo de capas, cada uno con una función específica, pero funcionalmente con acciones asociadas entre ellos. Estos músculos profundos del abdomen forman lo que mecánicamente se conoce como CORE. Forman un bloque funcional que proporciona estabilidad y protección a la columna, al tiempo que transmiten con mejor eficacia las fuerzas entre el tren superior y el inferior.
Además de mejorar la eficacia en gestos motrices y proteger a la columna de fuerzas y tensiones excesivas, la activación del CORE produce un cambio en la postura adoptando una alineación corporal mucho más correcta, obteniendo como resultado final una cintura activada muscularmente y mejor apariencia física.
Funcionalmente se puede considerar como un verdadero CORSE ANATOMICO del que dispone nuestro cuerpo. Cuando se activan los músculos oblicuos internos y transverso del abdomen, el diámetro de la cintura se reduce, aumenta la presión intraabdominal y se forma una especie de bloque interior que proporciona a nuestro sistema de palancas musculares un punto de apoyo. Sin este bloque funcional no se podrían transmitir las fuerzas de una parte del cuerpo a otras, por esta razón, resulta fundamental un perfecto acondicionamiento de estos músculos profundos del abdomen para un rendimiento óptimo en gestos motrices donde se solicite trabajos a través de cadenas musculares. Un claro ejemplo son todas las actividades deportivas donde existen lanzamientos, golpeos y tracciones.
Este bloque funcional no solo tiene importancia en los gestos motrices deportivos, sino que en nuestra vida cotidiana juega un papel muy importante en nuestra postura. Un acondicionamiento de esta musculatura, además de estabilizar nuestra columna, la liberará de las cargas que a lo largo del día actúan llegando a provocar desequilibrios y alteraciones como hernias discales y desviaciones de la propia columna. La mayoría de las personas que no entrenan esta musculatura presentan un abdomen distendido y con poco tono, en esta situación hay que activarlos de forma CONSCIENTE, perdiendo su contracción al poco tiempo. Sin embargo, cuando se entrenan, se logra una activación inconsciente y permanece activado durante todo el día liberando de esta forma continuamente a las estructuras articulares de cargas continuas, mejorando nuestra salud articular y evitando el dolor de espalda.
Finalmente desde el punto de vista estético, la activación de esta musculatura genera resultados muy rápidos y eficaces. El diámetro de la cintura se reduce, la columna tiende a la extensión completa y como resultado final se modifica la silueta adoptando una postura mucho más estilizada. Estos patrones posturales los podemos apreciar en bailarines, gimnastas, donde su base de trabajo es el CORE.