Si no el país entero, que al menos la Capital Federal de todos los argentinos cumpla con su deber de honrar a quienes en ese entonces dejaron jirones de vida y hacienda por la nacionalidad naciente.
12 de agosto de 1806: La Reconquista: primera derrota inglesa en Buenos Aires
La fría madrugada y lluviosa del 25 de julio 1806 despertó a Buenos Aires con el sonido de la alarma “Generala”, veinticinco buques británicos desembarcaban tropas de invasión en las playas de Quilmes. Dos días más tarde, más de mil quinientos veteranos conquistadores de mil batallas alrededor del mundo ingresaron a la Ciudad al mando del prestigioso General William Carr Beresford, atravesaron sin resistencia la Plaza Mayor e izaron el estandarte de su Majestad Británica en el Fuerte.
A pesar del aguacero y los lodazales, las tropas británicas conservaron su sajona elegancia, para goce de las niñas y damas de las familias decentes porteñas. La legión invasora se alojará en las barracas de los cuarteles; la oficialidad se distribuirá en numerosos hogares patricios, donde recibirán el trato de huéspedes distinguidos.
Día de la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires
Sin embargo, el 12 de agosto, tropas milicianas y vastos contingentes de vecinos armados, gauchos de la campaña bonaerense y combatientes provenientes de todos los confines del virreynato, derrotarían a sangre y fuego al Ejército de Su Majestad en épica contienda. El invicto general Beresford rindió ante Liniers su espada y se entregó prisionero. Se conmemora el Día de la Reconquista de la ciudad de Buenos Aires.
Pero las naves invasoras permanecieron en la boca del Río de la Plata, y era sabido que el Almirante Popham había pedido refuerzos al Cabo y a Inglaterra.
Convocatoria
Ante la inminente amenaza, el 9 septiembre de 1806 Liniers, nombrado Gobernador Militar, emitió un Bando conforme a la ley de milicias que lo autorizaba a convocar al servicio militar a “todos los vecinos y los extranjeros con más de cuatro años de residencia o casados y con bienes en el país». Y advirtió: “Ninguna persona en estado de tomar las armas dejará de asistir, so pena de ser tenida por sospechosa y notada de incivismo…”.
Se crearon entonces una veintena de cuerpos voluntarios que elegirían por votación a sus jefes, compuestos por hombres y mujeres de todos los estamentos; ricos y pobres, amos y esclavos, comerciantes y artesanos, profesionales y sirvientes, hacendados y paisanos, labradores y funcionarios, militares y sacerdotes, dispuestos nuevamente a comprometerse por su dignidad; hasta los indios se ofrecieron por medio del Cacique Catemilla a formar cuerpos de caballería.
Financiamiento de las milicias
El rico comerciante Martín de Alzaga, alcalde de primer voto en el Cabildo, con el aporte espontáneo de los vecinos, creó de la nada una maestranza que fabricó espadas, diseñó correajes, equipó artillería, fundió balas y reparó las armas de fuego.
La obligación de las “contribuciones patrióticas” reunió más de un millón de pesos plata para mantenimiento, sueldos y manumisión de esclavos. Cuyo aportó caballos. Tucumán, mulas y carruajes. Provenientes de Perú y Chile arribaron a la Ciudad dos mil quintales de pólvora. Se imprimieron y repartieron proclamas, órdenes y poesías épicas, y del teniente miliciano Vicente López y Planes su poema “Triunfo Argentino”, que inflamaron espiritualmente a la población.
7 de julio de 1807: la Defensa: segunda derrota inglesa en Buenos Aires
Los primeros días del año 1807 las fuerzas imperiales reiniciaron su ofensiva a bordo de la flota más grande jamás vista por estas latitudes. El 5 de enero la expedición del Brigadier Samuel Auchmuty llegó a la Banda Oriental. Pretendía asegurar una cabeza de playa en Maldonado pero se lo impidieron las guerrillas gauchas. El jefe británico resolvió entonces apoderarse de Montevideo, a la que atacó con máxima violencia día y noche a partir del 2 de febrero. La heroica resistencia fue doblegada y los ingleses terminaron colándose por una brecha abierta a cañonazos en la muralla. La Ciudad vivió momentos de terror por el saqueo de la soldadesca británica que asoló a Montevideo. Hubo 800 muertos y un millar de heridos y Pascual Ruiz Huidobro, gobernador y comandante de la plaza, cayó prisionero.
La caída de Montevideo
La noticia de la caída de Montevideo desencadenó en Buenos Aires una ola de indignación contra Sobremonte, otra vez inepto y ahora sospechoso de traición. El 17 de febrero de 1807 el Virrey fue arrestado, sentándose el antecedente de la Revolución que sobrevendría tres años más tarde.
El 28 los ingleses desembarcaron a pocos kilómetros al sur de la ciudad de Buenos Aires, en la Ensenada de Barragán: esta vez, fueron 12 mil hombres expertos en conquistas al mando del laureado General John Withelocke. Repartidas en trece columnas, las tropas imperiales se desplazaron por otras tantas calles que conducían a la Plaza Mayor. Las centrales fracasaron contra las azoteas y las trincheras defendidas por la población: cada hombre, mujer, anciano y niño, de cualquier condición, fue un soldado y los Pardos y Morenos junto a la Compañía de Granaderos del Tercio de Gallegos, terminaron por imponerse a los invasores, que los triplicaban en número, al fin de horas de combate.
Capitulación británica
Al mediodía del martes 7 de julio de 1807 se firmó la capitulación británica y el cese de hostilidades, con la condición de devolución de los prisioneros, reembarco de las tropas invasoras y entrega de Montevideo.
Las campanas echaron a vuelo, los vecinos se abrazaron en las calles, las tropas descargaron sus fusiles al aire. Los invasores habían perdido, entre prisioneros, muertos y heridos, más de 6000 hombres. Los criollos contaron más de 200 muertos y 500 heridos, más innumerables bajas, estimadas en dos mil, entre la población civil.
Unido y victorioso, el pueblo reinició su camino hacia la Emancipación Americana.
Día de la Defensa de la Ciudad de Buenos Aires
Hubo luego otras invasiones:
20 de noviembre de 1845: Combate de la Vuelta de Obligado: tercera derrota inglesa en Argentina. Se conmemora el Día de la Soberanía Nacional.
3 de enero de 1833, invasión inglesa de las islas Malvinas, aun irredentas, pero nunca resignadas.
Si así se hace una Patria, ¿nosotros seremos menos en la hora de decidir entre ser libres o esclavos?. VIVA LA PATRIA
(*) Ernesto Jauretche es periodista y escritor. Fue subdirector de la revista La Maga y autor de la muestra itinerante Basta de zonceras-Arturo Jauretche, vida, pensamiento y vigencia. Publicó tres libros.
(Por Ernesto Jauretche* para InfoGEI)