“Este peregrinar simboliza nuestro recorrido por las diferentes etapas de la vida”.
Con esa comparación, Monseñor Ariel Torrado Mosconi dejó su mensaje principal a los centenares de fieles de la diócesis de 9 de julio que se congregaron el sábado por la mañana en el Santuario San Cayetano de Liniers.
El obispo exhortó a los fieles de la diócesis de 9 de julio a “descubrir la peregrinación como una experiencia que condensa las vivencias de la existencia en sus distintas etapas: la alegría de la salida, el cansancio y la crisis de la mitad del camino y el gozo de la experiencia de llegar a la meta”.
Lo hizo el sábado por la mañana durante la bendición y la misa que presidió en el Santuario San Cayetano de Liniers, antes de que los peregrinos emprendieran su recorrida de 58 kilómetros a hasta la basílica de Luján. Allí se congregaron cientos de fieles procedentes de distintos puntos del territorio diocesano como de Trenque Lauquen, Pehuajó, Tres Lomas, 30 de Agosto, general Villegas, América, Bunge y Salliquelló; entre otros.
Inspirado en el lema de este año, el prelado invitó a los fieles a “suplicar a María que nos enseñe a construir la paz” y reconoció que ese ideal “es un don de Dios que no puede llegar a nosotros sino por el camino de la justicia”. Por otra parte recalcó que llegar a esa meta solo se logra comenzando por el primer peldaño, y luego avanzando paso a paso como en la peregrinación. “La paz debe comenzar en el corazón de cada uno de nosotros, de allí extenderse a la familia, a la nación y al mundo entero”. Y reconoció que en muchas ocasiones “nos dejamos seducir por la violencia, perdiendo la paciencia para el diálogo sereno y respetuoso”. Por ello alentó a los presenten a rogar a la Virgen de Luján “que nunca dejemos entrar la violencia en nuestros hogares, que sepamos superar las divisiones que tenemos entre los argentinos y que construyamos una patria de hermanos”.
Por último resaltó la significancia para la diócesis de 9 de julio de peregrinar durante este año en que transita su 60º aniversario. Y convocó a todos los católicos a “renovar el deseo de contemplar a María, modelo de la Iglesia, aprendiendo de Ella a responder en la fe a la Voluntad de Dios, a ser prontos en el servicio y a estar al pie de la cruz de los que sufren”.