En este contexto, es muy esperable ver a nuestras plantas (frutas, hortalizas y las de jardín) sufridas. Sí regamos con agua de pozo, muchas tienen elevado contenido de sales, trayendo problemas nutricionales por deficiencia que se evidenciaran con amarillamiento y posterior necrosis en los bordes de las hojas.
Es por ello qué será clave pensar bien nuestra huerta o jardín, favoreciendo a los polinizadores, enemigos naturales y que especies exponemos al sol directo, las de fruto lo toleran bien.
La alta temperatura favorece la aparición de ácaros, la cercanía a la pared puede tener un suelo alcalino.
Una manera de disminuir la temperatura del suelo es colocando un manto de pasto u hojas, ello mantendrá más raíces vivas y mejorará la eficiencia en el uso del agua, recurso escaso.