por Monica Andrea Gomez
El inicio de 2025 llega cargado de incertidumbre para los productores yerbateros de Misiones, quienes enfrentan la continuidad de una crisis que marcó al sector en 2024, año
considerado “para el olvido” por muchos colonos. La raíz del problema está en el DNU
70/23, que desreguló el precio de la hoja verde, dejando a más de 13 mil productores y
miles de trabajadores de cosecha, conocidos como tareferos, en una situación crítica.
Durante la zafra 2024, el precio de la materia prima de la yerba mate se desplomó de $370
al inicio de la cosecha gruesa a $180 al cierre, con pagos diferidos hasta 90 días. Esto
contrasta con los $505 que el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) —paralizado por la falta de presidente— había recomendado como precio base.
Ante el inminente inicio de la zafriña de diciembre y rumores de precios aún más bajos,
estimados en $150, los productores convocaron a un paro exigiendo $450 por kilo y la
restitución de las funciones del INYM.
Cabe señalar que el gobierno Nacional es quien tiene la potestad de nombrar a un
presidente para el INYM y devolverle las plenas facultades. Para desde allí, consensuar con
la industria un precio digno para las familias yerbateras.
El que el estado presidido por Javier Milei dejó a este sector a la deriva y a merced de las
pocas industrias que fueron los grandes triunfadores. Sumado a este escenario, figuras
como el Ministro de Desregulación y Transformación del Estado de la Nación Argentina,
Federico Sturzenegger celebra la desregulación del sector yerbatero en los medios.
Además con el tiempo transcurrido sin resolver la situación, un grupo de productores y
diferentes actores de la cadena junto al Gobierno provincial han formado La Mesa
Permanente Yerbatera con el fin de encontrar una solución alternativa.
Bajo este contexto, con los colonos misioneros que han decidido mantener su yerba intacto
adhiriéndose al paro, se expone otro sector perjudicados por esta epopeya: mujeres y
hombres trabajadores de la cosecha de yerba mate: los tareferos.
“Ahí están, hormigueando entre las plantas verdes, con sus caras oscuras, sus ropas
remendadas, sus manos ennegrecidas: la muchedumbre de los tareferos”. Así describía el
periodista Rodolfo Walsh a “Los herederos del Mensú" en el artículo publicado en la revista Panorama, N° 43 en diciembre de 1966 surgido de su cobertura en Misiones. Crónica que, si hoy se publicaría, estaría tan vigente como en ese momento.
Fabian Benitez pertenece a una familia de trabajadores de los yerbales. Cuenta que su
padre fue quien le enseñó el noble oficio de tarefero y que con apenas 16 años ya era parte
de la cuadrilla en el rozado familiar. Experiencia que lo favoreció para salir a ganarse el
jornal en las chacras vecinas de su ciudad natal, Apóstoles.
Este joven de 31 años actualmente mantiene a su madre con el fruto de la cosecha de la
yerba mate y es parte de la Mesa Permanente Yerbatera como representante de los
trabajadores de su zona. “Con el paro de la zafriña se está viviendo una situación difícil para nosotros. Al no haber un precio justo para el productor no están solicitando nuestro trabajo para la limpieza de los yerbales”, explicó Fabian.
Los tareferos, pieza clave en la cosecha, han sido duramente golpeados por la falta de
regulación. Según el Sistema de Información de Tareferos de Misiones (SITAMI), en 2021
se registraron 12.616 tareferos en la provincia: en la actualidad la cifra que figura en la
página oficial es de 8.000; aún así 6.400 fueron los que percibieron el subsidio de
intercosecha que se abona desde el mes de diciembre en 4 pagos.
Con respecto al ánimo de los trabajadores, explica que, si bien están angustiados,
entienden la situación que vive el colono: “acompañamos el paro para que el productor
pueda solucionar el valor por la hoja verde. Desde la Mesa Permanente Yerbatera a la que
integro se solicitó un precio base para iniciar la cosecha de $450 y es por ello que se les
habló a los compañeros y explicó que ese valor es en beneficio de todos”, enfatizó.
Pese a la ausencia del gobierno Nacional en la actividad yerbatera, Fabián remarca el
trabajo que realiza el ministro del Agro y la Producción de Misiones, Facundo Lopez Sartori.
Representante del gobierno misionero que según Fabian “se puso al frente” para continuar
con las negociaciones entre los productores y los funcionarios del poder ejecutivo nacional
con el fin de asegurar la supervivencia del INYM.
“Participé en Buenos Aires en dos oportunidades donde el Ministro nos acompañó. Veo que
está haciendo lo que él puede, apoya al sector y acompaña en la lucha”, informó.
La crisis yerbatera provocada por las políticas que proponen la ausencia del estado para
regular las actividades productivas, no solo afecta al ámbito económico sino también a lo
social. La falta de trabajo o los bajos salarios hace que los cosecheros, solos o con sus
familias, hayan iniciado un éxodo dentro y fuera del país. La fragmentación familiar que
conlleva los hogares monoparentales, donde la mujer asume el rol de jefa de familia y la
totalidad de las tareas de cuidado genera un impacto intrafamiliar y en las comunidades
rurales. Se normaliza entonces que los hombres estén dos meses fuera de sus casas o que
cuadrillas enteras cruzan a Brasil para trabajar en la cosecha y envíen la paga a sus
familias para subsistir.
“Si bien tuvimos nuestra paritaria, entendemos que si el productor no tiene un margen de
ganancia lo primero que va a reducir es el número de personal y ahí los perjudicados somos los trabajadores”, sostuvo Benitez.
“Pero la predicción es segura: el año próximo, cuando se vuelva a cosechar la yerba,
faltarán brazos en Misiones”.
El escenario actual recuerda la crónica escrita por Walsh “ La Argentina ya no toma mate”
aunque se haya publicado en 1966: al día de hoy este gran periodista desaparecido nos
sigue recordando que lamentablemente poco es lo que ha cambiado en la historia de
nuestro país.
