«Hay un ataque claro al sistema científico argentino. No solo consideran que constituimos un gasto inútil, sino que nos tratan de delincuentes. Esto va a afectar a los investigadores, a otros organismos estatales y a las propias universidades. Paralizan todo, a través de medidas que no se entienden muy bien», se ha lamentado Rodrigo Quiroga, doctor en Ciencias Químicas y bioinformático del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, en declaraciones al diario argentino ‘Página 12’.
«Es muy loco: pagan salarios y el funcionamiento de los institutos, pero no habrá plata para trabajar. Te empujan a conseguir financiamiento externo, cuando no es nada fácil», ha añadido.
El último informe del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI), la inversión del Estado en ciencia y tecnología cayó un 32,9 por ciento en 2024. Con estos recortes, la inversión en ciencia cae hasta el 0,208 por ciento del PIB argentino.
El presupuesto destinado del CONICET, principal organismo de ciencia y tecnología del país, descendió un 20 por ciento. También han recortado gastos la Comisión Nacional de Energía Atómica (29 por ciento) y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA, 23,6 por ciento). Asimismo, la inversión del Estado en Educación cayó un 43,8 por ciento en 2024 y las universidades públicas perdieron un 25 por ciento de su presupuesto en términos reales. (Infobae)