Como cada año, este 30 de agosto los argentinos esperan la Tormenta de Santa Rosa, un fenómeno climático que marca el cambio del invierno a la primavera.
(por Germán Molkuc)
Cada año, a fines de agosto, en el sudeste de América del Sur se espera con curiosidad la llegada de la famosa Tormenta de Santa Rosa. Aunque su aparición responde a la transición entre el invierno y la primavera, el mito sobre su origen está vinculado a la religión. Pero, ¿qué hay de cierto detrás de esta leyenda?
El milagro de Santa Rosa que hizo nacer el mito
La Tormenta de Santa Rosa tiene su origen en una leyenda nacida en 1615 en Lima, Perú. Según cuenta la historia, Isabel Flores de Oliva -más conocida como Santa Rosa de Lima- rogó por la protección de la ciudad ante un inminente ataque de piratas holandeses liderados por el corsario Joris Spitberg, que ya había asaltado previamente un puerto vecino. Durante su oración, una gran tormenta, que se atribuyó al poder de Santa Rosa, azotó repentinamente las costas e impidió el desembarco de los invasores, y con el tiempo, este mito se extendió por Argentina (especialmente en regiones como el Río de la Plata, Córdoba y Cuyo).
Realidad meteorológica: la ciencia detrás del mito
A pesar del carácter mítico de la Tormenta de Santa Rosa, los meteorólogos señalan que este fenómeno es consecuencia de los cambios climáticos típicos del final del invierno. En esta época, las primeras masas de aire cálido comienzan a desplazarse desde el norte, encontrándose con los frentes fríos que aún dominan la región, y de este choque se crean las condiciones ideales para que se produzca la tormenta.