(Por Mónica Gómez)
A más de 240 días de la asunción del nuevo gobierno nacional, la conducción no se decide a asignar un presidente al Instituto Nacional de la Yerba Mate. Mientras que los yerbateros esperan que la Nación le asigne un Presidente al INYM, el histórico colono Andrusyszyn plantea al asociativismo como una herramienta posible para salir de la actual crisis económica. Implementando medidas que los respalden y acciones que fortalezcan a la producción frente a las grandes industrias yerbateras.
Es por ello que los productores que ven a futuro en el asociativismo, continúan uniendo fuerzas para afianzar al sector y la provincia busca alternativas para paliar la grave situación de la economía madre de Misiones.
El histórico yerbatero misionero Luis Alberto Andrusyszyn, oriundo de la ciudad de Apóstoles, explica por qué es necesario fomentar la creación de cooperativas que elaboren yerba mate con identidad misionera, garantizando un producto que surja de la chacra a los consumidores. “Si surgen cooperativas con identidad misionera que puedan trabajar desde esos espacios, será un escenario diferente que el actual:que los productores puedan vender su yerba en paquete y no depender de los grandes molinos. Pero ese trabajo se tiene que fomentar desde el INYM y es por ello que necesitamos que se normalice su función”, explica.
Andrusyszyn es uno de los productores que se abstuvo de cosechar y hoy siente que, si bien tuvo un costo caro, no se arrepiente ya que para él se trató de una medida en protesta de los bajos precios propuestos por las industrias.: “Nos quedan aproximadamente 35 días para terminar la cosecha. Hice un parate voluntario porque creía que el precio iba a mejorar, pero si esta semana comienzo me pagarán el 50% de lo que pagaban al inicio de la zafra. Entre el aumento de los precios y los pagos a largo plazo, lamentablemente perdimos dinero: confiamos y perdimos”, se lamenta.
El misionero de 58 años vivió toda su vida en la chacra y recuerda que desde 1995 lleva adelante la lucha yerbatera intentando llevar la producción de la hoja verde adelante. Fue uno de los que estuvo los 52 días en la plaza central de Posadas en la época del Tractorazo. “Con el INYM empezó a despegar la economía yerbatera, fueron 22 años en los que se pudo poner en marcha este mecanismo, y cuando empezó la pandemia entre la sequía y los incendios, empezó la debacle. Ahora nos encontramos como al principio, en el año 98’. No sabemos cómo va a terminar esto con la desregulación del Instituto”, expresa con incertidumbre.
Según Andrusyszyn la salida vendrá de la mano del manejo del negocio propio: asumir la tarea de la integración de la cadena yerbatera; producción, molienda y comercialización. “Ya no podemos depender de las grandes industrias que cada día bajan el precio de la hoja mientras en las góndolas el paquete se encuentra cada día más caro. Ni hablar con el INYM sin las facultades, estamos desamparados totalmente”, sostiene.
“No conozco otra cosa que el campo, vivo revolviendo el suelo para ver si le saco algo, pero entiendo que debemos trabajar a futuro para que no vuelva a pasar lo que estamos atravesando. Necesitamos de la ayuda del Estado para formar cooperativas con productores que sean capaces de trabajar para el sector y no en beneficio de ellos”, dice.
Y concluye: “si buscamos un culpable de la situación diría que somos todos. Desde la política nacional hay un rumbo de desregulación que los propios colonos nunca creímos que nos iba a perjudicar. También nos descuidamos, y los representantes que están en el INYM no pensaron en el productor y terminamos dañados. Aun así, tenemos que volver a encauzar el INYM. Y aprender de los errores porque no podemos quedarnos sin esa herramienta que es fundamental para el pequeño productor sino van a quedar muchos en el camino”.
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