El 20 de mayo de 1873 nacieron los jeans, una prenda que desde que empezó como ropa de trabajo resistente, se convirtió en un ícono de la moda universal.
(Por Germán Molkuc)
El 20 de mayo de 1873 marcó la historia de la moda como el día en que nacieron los jeans, una prenda que trascendió su propósito inicial para convertirse en un artículo básico en todo guardarropas. Pero, ¿cómo surgió esta resistente y versátil prenda? Veamos el camino que recorrió desde los campos mineros hasta las pasarelas.
La fiebre del oro… y de ropa que no se rompa
El origen del jean se remonta a la ciudad italiana de Génova, famosa por su pana de algodón, conocida como «jean» o «jeane». Esta tela, que se exportaba por toda Europa, inspiró a los tejedores franceses de Nimes a crear su propia versión que, aunque no lograron replicarla, crearon un tejido similar: la denim, derivado de la expresión francesa «de Nimes».
Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, un muchacho alemán de 21 años llamado Levi Strauss llegaba a Estados Unidos para unirse al negocio de su familia de artículos textiles en la ciudad de Nueva York. Poco después, en 1853 con la fiebre del oro en California en pleno apogeo, Strauss decidió abrir su propia sucursal en San Francisco llamada «Levi Strauss & Co».
En aquella época, los mineros necesitaban ropa resistente que soportara las duras condiciones de trabajo, ya que la que tenían se rompía con mucha facilidad, y Jacob Davis -un joven sastre de Nevada originario de Rusia- era uno de los tantos que intentaban satisfacer esta demanda. Davis se enfrentaba a un problema recurrente: las roturas en los bolsillos de los pantalones. Pero con telas compradas en Levi Strauss & Co., ideó una ingeniosa solución: reforzar las esquinas con remaches metálicos, otorgándoles mayor durabilidad.
Una prenda que revolucionó la ropa de trabajo
Aunque estaba convencido de que su invento era útil, Davis no poseía los recursos para patentarlo. Así fue como, en 1872, le propuso a Levi Strauss compartir la patente. Visionario como era, Strauss aceptó la idea. El 20 de mayo de 1873, ambos obtuvieron la patente número 139.121 de la Oficina de Patentes y Marcas de Estados Unidos, dando su nacimiento oficial al jean con remaches, y Jacob Davis se incorporó a Levi Strauss & Co. para supervisar la producción, con tela proveniente de manera inicial del molino Amoskeag en Manchester, New Hampshire.
En sus inicios, los jeans eran puramente ropa de trabajo, confeccionados con materiales duraderos para garantizar una larga vida útil y por un corte holgado similar a un overol. Los jeans para hombres tenían una cremallera en la parte delantera, mientras que los de las mujeres la llevaban en el lado izquierdo.
Los jeans llegan para quedarse en la sociedad
La década de 1950, la historia de los jeans cambió por completo, pasando de ser una prenda de trabajo a convertirse en un símbolo de la rebeldía juvenil, gracias a la influencia de actores como James Dean en películas como «Rebelde sin causa». Su popularidad entre los más jóvenes también acarreó cierto rechazo social, al punto de que terminó siendo prohibido en escuelas, teatros y restaurantes.
Por suerte, la década de 1960 trajo una mayor aceptación social del jean, después de que la boutique Limbo en Nueva York diera un paso innovador: vender jeans nuevos con un efecto desgastado, decorados con parches y calcomanías. Aquel concepto, que inicialmente fue novedoso, se convirtió en una tendencia y, para la década siguiente, el jean se había instalado como una prenda de moda casual.
A lo largo de los años, el jean fue evolucionando en cortes, estilos y lavados, aunque su esencia utilitaria y su capacidad para adaptarse a diferentes personalidades lo mantuvieron vigente. Hoy en día, el jean es una prenda universal usada por personas de todas las edades y géneros, lo que lo convierte en un verdadero ícono de la moda. (Urgente 24)