Según cifras publicadas por el Instituto Nacional del Cáncer, surgen 15.895 nuevos casos de cáncer colorrectal por año, lo que representa en promedio casi dos nuevos diagnósticos por hora.
En el marco del Día Mundial de Concientización de Cáncer Colorrectal, que se conmemora este 31 de marzo, los especialistas afirmaron que, pese a que es uno de los tipos de tumores más fáciles de prevenir mediante estudios específicos de rutina, ocupa el segundo lugar en incidencia en cáncer en nuestro país, con 15.895 nuevos casos por año, lo que representa en promedio casi dos nuevos casos cada día, y solo es superado por el cáncer de mama.
También es el segundo en mortalidad, con 7.323 decesos, solo precedido por el cáncer de pulmón, que -según las últimas cifras disponibles del Informe de Estadísticas Vitales de la Dirección de Estadísticas e Información de Salud (DEIS 2022)- registró 8.471 fallecimientos en el mismo período. Mientras que detectado en etapas tempranas, el cáncer de colon presenta un 90% de posibilidades de cura.
Para su prevención o detección temprana, de los dos principales métodos de screening con que contamos actualmente (la colonoscopia y el examen de sangre oculta en materia fecal), el mejor es aquel al que efectivamente el paciente adhiere y realiza. El problema es cuando las personas, por diferentes motivos, no se hacen ninguno. “Sobre una población objetivo que consideramos que debería realizarse alguno de los estudios, estimamos que apenas un 30% efectivamente accede al screening”, afirmó Luis Basbus, médico oncólogo clínico, especialista en tumores digestivos, miembro del Servicio de Oncología del Hospital Italiano de Buenos Aires.
Dentro de la población objetivo se encuentran todas las personas a partir de los 45 años -sin distinción de sexo, ya que la incidencia es similar en ambos- e inclusive antes en aquellos individuos que pertenezcan a los grupos de mayor riesgo.
“Si el paciente tiene alguno de los factores que incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de colon, como antecedentes de familiar de primer grado o dos familiares de cualquier grado con historia de cáncer colorrectal, o que presentaron pólipos tipo adenoma antes de los 60 años, ese individuo debe iniciar los estudios a los 40 años o 10 años antes del caso más joven registrado entre sus familiares”, sostuvo por su parte Carlos Alberto Silva, médico oncólogo, Coordinador Médico y Co-coordinador Psicosocial de la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (LALCEC).
“Llamativamente, cada vez estamos viendo casos de cáncer de colon en edades más tempranas y todo indicaría que están relacionados con una dieta baja en fibras y rica en grasas y alimentos ultraprocesados que afectan la microbiota, generando un estado proinflamatorio a nivel intestinal. En algunos pacientes, sobre todo en aquellos con muchos factores de riesgo, ese estado proinflamatorio podría contribuir al desarrollo del cáncer de colon”, insistió Basbus.
Recomendaciones de prevención
Las recomendaciones para disminuir el riesgo incluyen una alimentación balanceada, poco o nada de alcohol, no fumar, actividad física según las posibilidades de cada persona y consultas periódicas con el médico.
La enfermedad suele ser asintomática en sus estadios iniciales, de allí la importancia de los controles preventivos. Cuando se manifiesta, generalmente ya en estados avanzados, suele hacerlo con sangrado rectal, anemia, pérdida de peso, dolores abdominales o de recto frecuentes y cambios en los hábitos intestinales, entre otros.
Además de la importancia de la prevención y la detección temprana, hoy en día se cuenta con numerosas alternativas terapéuticas con muy buenos resultados, aun en estadios avanzados.
“Para los estadios avanzados, las principales herramientas con las que contamos son una combinación de quimioterapia, terapias dirigidas contra blancos moleculares específicos, como anticuerpos monoclonales, y, en casos seleccionados, la cirugía y la inmunoterapia”, consignó Silva.
“Con esta batería de opciones disponibles, se logran altos niveles de curación en diferentes grupos de pacientes y también un aumento en la sobrevida -y con buena calidad de vida- en muchos otros casos”, consideró Basbus. “Los anticuerpos monoclonales son un tipo de medicación que contribuye también a aumentar la tasa de respuesta, que expresa cuánto se achica el tumor, retrasa la progresión de la enfermedad, mejora la calidad de vida de los pacientes, y en algunos casos, ayuda a que el paciente pueda ser llevado a una eventual cirugía”, concluyó. (DIB)