Todos los argentinos recordarán el 19 de marzo de 2020 como una fecha bisagra. Fue el día en que se decretó el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio en respuesta a la propagación del Covid-19, medida que impactó de lleno en la vida diaria hasta la llegada de las vacunas.
En Argentina, como en la mayoría de los países, la pandemia por el Covid-19 tuvo un fuerte impacto en la sociedad dado que, además de la propia enfermedad causada por este virus, también se vio afectada la salud mental de las personas. De la noche a la mañana, la rutina de todos los argentinos cambió: las actividades sociales y económicas, en su mayoría, se “virtualizaron” –ir al trabajo, al colegio, al gimnasio; comprar en el super, en locales- y, además, pasaron a realizarse en un único espacio, el hogar. A su vez, esta situación suponía compartir este espacio con más personas, lo que lo volvía un hecho desafiante. Mientras para quienes vivían solos, la sensación de soledad se agudizaba.
En el mundo corporativo, también se presentaron varios desafíos. Por ejemplo, la mayoría de los puestos en las empresas y organismos pasaron de ser presenciales a remotos, lo que implicó la implementación de nuevas dinámicas de trabajo; los negocios de barrio debieron rápidamente digitalizarse para poder mantenerse y dar respuesta a esta nueva normalidad.
Por otra parte, en el ámbito sanitario, se dio una doble carrera: lograr contener y dar respuesta a la cantidad de casos de contagios y, por otro lado, desarrollar una vacuna que permita poner fin a la pandemia. De hecho, el anuncio oficial de la producción de esta vacuna comenzó a ilusionar a gran parte de la población, quienes entendían y veían en ésta la única herramienta como salida.
Casi más de un año después, la llegada de las vacunas fue la clave para la baja del contagio y para disminuir los índices de hospitalización y fallecimientos por la enfermedad. De hecho, un estudio reciente realizado por la UCA y Laboratorio Raffo, señala que el 95% de la población recibió al menos una dosis de la vacuna contra Covid-19, y que el 63% de los encuestados considera efectiva la vacunación como medida protectora contra esta enfermedad. En este sentido, si bien el Coronavirus no desapareció, las vacunas lograron poner fin a la pandemia al inmunizar a la población, lo que permitió retomar la cotidianidad y vida social. Sin embargo, varias costumbres adoptadas durante ese periodo llegaron para quedarse, como la posibilidad de trabajar desde casa, las compras por internet, y las actividades al aire libre tanto recreativas como de entrenamiento. Mientras que aquellas relacionadas a la vida social como las reuniones con amigos, los besos al saludar, y la cercanía que nos caracteriza como argentinos, volvieron para quedarse.