En Argentina, entre el 10% y el 15% de la población manifiesta algún trastorno alimentario, cifra preocupante, que se incrementó después de la pandemia
Por Victoria Núñez, Lic. en Nutrición (MP 5276), matriculada en el Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades complejas que van más allá de cualquier corporalidad, más allá de su peso. Suelen darse más en mujeres que en hombres.
En Argentina, entre el 10% y el 15% de la población manifiesta algún trastorno alimentario, cifra preocupante, que se incrementó después de la pandemia.
De esa totalidad, el 90% son mujeres y el 10% hombres. Luego de Japón, Argentina es el país con más casos de trastornos alimentarios a nivel mundial.
En la mayoría de los casos, estos trastornos se desarrollan en la pubertad o preadolescencia, cuando la persona comienza a desarrollar otro tipo de rasgos corporales distintos a los que tenía. Sin embargo, también pueden desarrollarse en la adultez.
Los TCA se caracterizan por un sentimiento de culpa al comer, sumado a factores psicológicos, familiares, culturales, sociales y del entorno.
Para llegar a desarrollar un trastorno alimentario, existen varios factores, pero generalmente se da por mandatos sociales y familiares, dietas de moda para bajar de peso, el entorno y la cultura en la que esa persona vive.
Los trastornos de la conducta alimentaria tienen en común una alteración en la corporalidad de aquella persona que lo padece. Nunca se sienten conformes con su cuerpo.
Las formas que suelen repetirse en estos casos son el método de compensación, cuando el sentimiento de culpa aflora.
Esto significa sentir que se comió mucho en una sola comida y «compensarlo» no comiendo en la próxima comida, restringiendo alimentos o gastando esa cantidad de comida haciendo mucho ejercicio o provocándose el vómito.
También es común la obsesión por el control del peso al ver su imagen corporal, así como también distorsión de la misma, miedo a engordar.
Las palabras pesan y lo no dicho también tiene un impacto en este tipo de cuestiones. Muchas veces, lo que no se puede decir, sirve como mecanismo para usar la comida como herramienta para canalizar lo que no me atrevo a decir sea por miedo, inseguridades o el qué dirán.
En Argentina, la Ley N° 26.396 incorpora los TCA para el diagnóstico y tratamiento mediante un profesional de la salud idónea en el tema que pueda asesorar a aquella persona que lo necesita.
A través de la difusión y hacer visible estas temáticas, promovemos una calidad de vida mejor a la persona que padece el trastorno, así como también, formar una red de contención y ayuda mediante un equipo interdisciplinario de salud que sepa entender al entorno y consultante. (Télam)