Desde el Laboratorio de Nanosistemas de Aplicación Biotecnológica (UNAHUR-CIC) presentaron una posible alternativa a los tratamientos para el cáncer de piel no metastásico. La iniciativa busca trabajar directamente sobre el área donde se encuentra el tumor, disminuir la invasividad de las terapias actuales y minimizar los efectos secundarios. La propuesta está enmarcada en la convocatoria a Ideas Proyecto 2022 , impulsada y financiada por la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia.
Preservar los órganos del cuerpo alcanzados por los fármacos es un punto clave en esta investigación. Para esto buscan incorporar estrategias nanotecnológicas en los tratamientos y trabajar en la encapsulación de los fármacos en partículas de tamaños muy pequeños (nanométricos) y en pruebas con terapias fotodinámicas y fototérmicas.
La encapsulación de los fármacos facilita su distribución al sitio específico donde deben actuar. De esta manera se reemplaza la vía de administración -oral por tópica- y se utilizan menores cantidades de dosis. “Lo que hacemos es encapsular el fármaco en un sistema que puede entrar a través de la piel, llegar al tumor y actuar directamente en el sitio afectado”, explica Natalia Calienni, codirectora del proyecto.
Hasta el momento, las evaluaciones con células determinaron un efecto diferencial entre las células tumorales y no tumorales y que con menos cantidad de fármaco se genera toxicidad sobre la célula afectada. “Encapsulando 2.500 veces menos cantidad de fármaco logramos que llegue a la profundidad donde se generan estos tumores”, explica la investigadora y agrega: “Queda chequear si, con la complejidad que tiene un organismo vivo, también se ve un efecto terapéutico, compararlo con la administración oral y ver si hay una ventaja o no”.
En segundo lugar, las terapias fotodinámicas y fototérmicas tienen la finalidad de atacar la célula afectada en procesos incipientes de cáncer de piel. Si se utilizan terapias fotodinámicas, un efector puede generar toxicidad en el tumor al recibir luz. Si son efectores fototérmicos funcionan a partir del aumento de temperatura. Esto se realiza mediante el uso y vehiculización de nanopartículas de oro y de puntos cuánticos de carbono. Estos últimos son estructuras armadas a partir de desechos de materia orgánica como yerba usada u hojas de espinacas.
“En la primera etapa obtuvimos las nanopartículas y las caracterizamos. Medimos tamaño, la estabilidad de tiempo; para los fotoactivables su capacidad de activarse con la luz y qué sucede después dado que la estrategia para matar a las células tumorales es generar una toxicidad muy localizada que dañe a los componentes de esa célula maligna”, detalla Calienni.
A partir de los resultados de la primera etapa, la propuesta plantea el desarrollo de nuevos sistemas nanoparticulados para atravesar el estrato córneo, una barrera superficial e impermeable de la piel que permite el ingreso de estas nanoestructuras. El fin es acceder a las diferentes capas donde se ubican los tumores o lesiones precancerosas.
La propuesta se encuentra en etapa de evaluaciones de los sistemas nanoparticulados en modelos preclínicos tanto in vitro como ex vivo. Además, pretende analizar las toxicidades de los nanomateriales, la fototoxicidad y su acción.
“La presentación final va depender de la naturaleza de la nanopartícula, con qué es compatible y demás pero siempre buscamos que sea algo ameno y eso es totalmente posible”, concluye la investigadora.