(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)
El proceso del tejido blando esta formado por tres fases: fase de inflamación, fase de cicatrización y fase de remodelación.
La fase de inflamación dura 3 o 4 días y su función es proteger y localizar la lesión y reparar el tejido para la reparación. El concepto de cicatrización es sinónimo de reparación y restablecimiento del tejido destruido. En la fase de remodelación el tejido lesionado recupera toda su fuerza.
La reparación de las fracturas sigue muchos de los pasos de la reparación del tejido blando, a los que se añade el proceso de formación de los callos blando y duro. El callo blando esta formado fundamentalmente por tejido conectivo. El callo duro se compone de tejido conectivo u de una red de hueso trabecular que será sustituido lentamente por hueso maduro. La reparación de la fractura se puede retrasar cuando existe un aporte inadecuado de sangre a la zona de fractura y cuando la inmovilización de la fractura es insuficiente.
El dolor es un fenómeno tanto psicológico como fisiológico. La percepción del dolor es subjetiva y este puede ser descrito como quemante, agudo, sordo, aplastante o penetrante. El dolor agudo tiene por objetivo proteger el cuerpo mientras que el dolor crónico no tiene utilidad aparente. Se cree que el dolor crónico se produce por un estímulo nocivo que actúa sobre los nociceptores de elevado umbral de la piel, vasos sanguíneos, tejido subcutáneo, fascia, periostio, vísceras y otras estructuras sensibles al dolor.
Tanto el frío como el calor superficial tienen efectos terapéuticos. Aunque por mecanismos diferentes, ambos pueden romper el ciclo muscular de dolor-espasmo-dolor y reducir la inflamación. La aplicación de frío produce anestesia local al tiempo que aumenta la circulación local. Las técnicas de terapia con frío superficial mas utilizadas son: masaje con hielo, inmersión en agua helada, y bolsas de hielo. Las técnicas de terapia con calor superficial son: compresas de calor húmedo, baños de chorros a presión, baños de contraste y baños de parafina. Otras modalidades terapéuticas aplicadas en el deporte por personal titulado son la onda corta, ultrasonidos, la estimulación muscular eléctrica, la iontoforesis y la estimulación nerviosa eléctrica transcutánea.
La rehabilitación física es una de las principales herramientas para devolver al deportista a la practica del deporte. La contracción muscular isométrica se utiliza generalmente para mantener la fuerza de la zona inmovilizada. Cuando se permite movilizar la zona, se pueden utilizar ejercicios de flexibilidad, ejercicios isotónicos e isocinéticos de fortalecimiento. Las actividades propioceptivas tienen por objeto devolver equilibrio. Una vez se ha restablecido el equilibrio se realizan ejercicios de coordinación, agilidad y velocidad de movimiento. Debe evitarse el exceso de ejercicio, para lo cual se realizan series breves de ejercicio submaximo en las fases de rehabilitación.
El plan de rehabilitación debe incluir ciertos puntos: el estado de la lesión, la evaluación de la lesión, un plan de ejercicios y criterios de recuperación toral.