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martes, 26 noviembre, 2024

El cuerpo del deportista

Receptores sensoriales; propiocepción y equilibrio.

(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)

Decimos que estamos en equilibrio cuando somos capaces de anular las fuerza que genera nuestro cuerpo. Esta situación sucede de forma continua en el deporte., necesitamos equilibrarnos de manera continua, estabilizar segmentos y regular la postura, no solo para mejorar la eficacia en el gesto motriz, sino también para evitar lesiones.

El equilibrio está sujeto a la ley de la gravedad, el cuerpo intenta situar el centro de gravedad en la posición más adecuada para lograr el máximo de efectividad en el gesto motriz.

Cuanto más bajo se encuentra el centro de gravedad, se estará más estable. Por esta razón personas de baja estatura o niños rinden mejor en deportes como esquí y gimnasia deportiva.

La base de sustentación es el polígono que forman todas las partes del cuerpo proyectadas contra el suelo, cuanto más base, más equilibrio. Separamos los brazos para lograr mayor equilibrio.

El objetivo del cuerpo es que la línea vertical que pasa por el centro de gravedad caiga dentro de la base de sustentación para lograr el equilibrio.

Los sentidos del oído, vista y tacto, y las sensaciones propioceptivas, nos informan de cómo se sitúa el cuerpo en el espacio.

Equilibrio estático, frente a la acción de la gravedad.  hace referencia a la capacidad de mantener el cuerpo estable y en equilibrio en cualquier posición estática. El centro de gravedad se proyecta estático dentro de la base de sustentación. Se precisa en algunos deportes como gimnasia artística, o escalada.

Equilibrio dinámico, es el tipo de equilibrio más habitual en cualquier deporte, durante la carrera, montando en bici, golpeando un balón, saltos, etc. El centro de gravedad se desplaza, incluso en algunas ocasiones, fuera de la base de sustentación. Requiere constantes reajustes y movimientos de los segmentos corporales para modificar el polígono proyectado de sustentación donde debe recaer el centro de gravedad.

En actividades cotidianas y sobre todo en algunos deportes como surf, montar en bici o patinaje, la musculatura profunda es la encargada de contraerse con pequeños y continuos ajustes coordinados entre musculatura agonista       y antagonista con información enviada desde el sistema central. Este tipo de deportes desarrollan una mayor activación neural mejorando la coordinación intermuscular.

A través de la visión podemos observar las distancias con tus objetos y establecer referencias espaciales. En situaciones en que no existen referencias visuales, como en la oscuridad o giros, la dificultad para mantener el equilibrio es mucho mayor.

El sistema vestibular es el más importante para mantener el equilibrio (oído), está situado en el oído interno y formado por varias estructuras; el vestíbulo donde se encuentra el utrículo y el sáculo con un órgano receptor denominado macula, que está integrado por células receptoras sensoriales ciliadas y los conductos semicirculares son tres y están orientados en los tres planos del espacio.

Este órgano informa de la posición de la cabeza en su relación con la gravedad y la relación con la aceleración lineal.

Todos los órganos sensoriales envían la información recibida al cerebro a través de la medula alojada en el interior de la columna. El cerebro procesa esta información y la devuelve a los musculos para que realicen los ajustes necesarios en cuanto a la tensión y estiramiento muscular para reajustar el movimiento.

 

Es un proceso subconsciente y muy rápido, que se realiza de forma refleja, pero en el que se consiguen grandes adaptaciones neuromusculares incluso a corto plazo.

El huso muscular es un receptor sensorial propioceptor situado dentro de la estructura del musculo. Detecta de forma muy rápida los cambios de tensión muscular ante estiramientos súbitos. Ante gestos de este tipo, el huso muscular realiza la función de inhibir la musculatura antagonista al movimiento producido.

La activación de los usos musculares mejora la propiocepción de forma significativa, respuestas mucho más rápidas, ganando equilibrio y control postural.

Estas adaptaciones reducen de forma muy significativa el riesgo de sufrir lesiones de tobillo y rodilla.

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