Esta enfermedad afecta las vías aéreas pequeñas (inflamación de los bronquiolos), provoca distintos grados de dificultad para respirar y se manifiesta con agitación, tos, decaimiento, dificultad para alimentarse o dormir.
La bronquiolitis es una infección respiratoria aguda que ocurre con mayor frecuencia en los meses de otoño-invierno y afecta sobre todo a los menores de un año, que puede ser causada por distintos virus, el más común es el Virus Sincicial Respiratorio (VSR) y que generalmente se cura en dos semanas.
Los menores de 3 meses, prematuros y aquellos con problemas crónicos de salud (como las cardiopatías, las enfermedades pulmonares crónicas o el compromiso de la inmunidad) tienen más riesgo de presentar formas graves.
Esta enfermedad afecta las vías aéreas pequeñas (inflamación de los bronquiolos), provoca distintos grados de dificultad para respirar y se manifiesta con agitación, tos, decaimiento, dificultad para alimentarse o dormir.
Al no existir tratamientos para el virus (no hay jarabes ni antibióticos), es fundamental controlar que el compromiso respiratorio no afecte la oxigenación normal y asegurarse de que el bebé pueda alimentarse e hidratarse lo suficientemente bien, pese a la dificultad respiratoria.
La mayoría de los niños y niñas con bronquiolitis se curan en aproximadamente en dos semanas. En algunos casos pueden quedar con mayor sensibilidad bronquial durante un tiempo y ser propensos a cuadros recurrentes de dificultad respiratoria.
Síntomas
Según el Ministerio de Salud, se sospecha que un bebé tiene bronquiolitis si tiene uno o más de estos signos: respiración muy rápida; aletea la nariz; se le hunde el pecho o las costillas al respirar y se queja mientras respira.
Asimismo, si al bebé se le entrecorta la alimentación o le cuesta prenderse al pecho; está irritable o le cuesta dormirse; si tiene presenta color azulado en la piel, las uñas o los labios, debido a la falta de oxígeno (cianosis), en cuyo caso se necesita tratamiento urgente.
Prevención
Cabe destacar que los virus causantes de la infección respiratoria aguda se transmiten de una persona a otra por el contacto directo entre las manos y superficies contaminadas, y a través de las secreciones nasales o las gotitas de saliva que viajan por el aire cuando una persona enferma habla, estornuda o tose.
Según supo InfoGEI, las medidas que contribuyen a prevenir las infecciones respiratorias son: mantener la lactancia; cumplir con el Calendario Nacional de Vacunación; no exponer a los niños al humo del cigarrillo ni de braseros o estufas a leña; higienizar frecuentemente, con agua y jabón, los elementos del bebé (chupetes, juguetes) y las superficies donde se lo cambia o donde se preparan sus alimentos.
Además, practicar el lavado de manos frecuente, a los niños y a los convivientes, con agua y jabón; se puede reforzar la higiene con alcohol en gel; ventilar los ambientes de la casa al menos una vez al día; mantener alejados a los bebés de las personas que están resfriadas o tienen tos.
Asimismo, si los cuidadores principales tienen alguna infección de las vías respiratorias, deben lavarse las manos, especialmente antes de alzar, cambiar o alimentar al bebé. Pueden usar el tapaboca como medida de apoyo, para evitar el contagio por secreciones.
En los niños con más riesgo de bronquiolitis grave (menores de 3 meses, prematuros, con enfermedades crónicas) no está recomendada la asistencia al jardín maternal. (InfoGEI) Mg