Los hermanos mayores cumplen una función primordial en la vida de los hermanos menores, ya que son estos los encargados de acompañarlos emocionalmente.
Ser hermano mayor es sin duda una de las experiencias más hermosas que nuestros padres nos pueden regalar, porque al margen de tener que compartir absolutamente todo, ante los ojos de los menores, los hermanos mayores son increíbles, inteligentes, divertidos, astutos, confidentes y un respaldo emocional para los malos momentos. Depende de los padres el tipo de hermandad que uno puede desarrollar con sus pares, pero… Y si te dijeramos que si has tenido padres con un matrimonio conflictivo o padres ausentes, puede que tu relación con tu hermano/a sea estrecha, ¿nos creerías?
Según estudios, los hermanos mayores son la influencia más fuerte para sus hermanos pequeños porque disponen de tres características esenciales para el correcto proceso de socialización: poder o superioridad, capacidad para cuidar o contener y similitud.
Si nos ponemos en perspectiva desde el aprendizaje social, existe un proceso fundamental llamado «de modelado». En ellos, los hermanos mayores influyen en gran parte en el comportamiento y adaptación de sus hermanos menores. A este fenomeno se le llama «hermano entrenador».
Y es que parece que en algún punto, los hijos primogénitos han nacido con el deber tácito de criar emocionalmente a sus hermanos, siendo los responsables de cómo ellos perciban el mundo y cómo gestionen las emociones fuertes causadas por discusiones familiares. Para algunos pequeños puede funcionar como modelo positivo mientras que para otros, un modelo negativo u opuestos, de los que tratan de diferenciarse por todos los medios.
Las estadísticas demuestran que entre el 80% y el 85% de la población mundial ha crecido con un hermano (o hermana) dentro de la misma familia y por esa razón son pocas las relaciones que hay en la vida que posean tanta influencia y marquen tanto a una persona como la fraternal.
Los hermanos/as comparten experiencias tan significativas que se vuelven parte de uno mismo y estas tienen un enorme impacto en la vida de cada uno. Nadie como ellos puede valorar las peculiaridades de su propia familia, resultado de haber sido criado por unos padres, madres y abuelos concretos y por ser parte de una historia familiar particular.
Por tal razón, los estudios de las relaciones entre hermanos resultan ser esenciales para comprender el desarrollo psiquico, social y emocional de los niños y adolescentes.
Diferenciación y contextos no compartidos
Los estudios han evidenciado que el 43% de las interacciones fraternales representan procesos de aprendizaje social, mientras que el 27% se aplicaba mejor desde el proceso de diferenciación. El 30% restante tiene apenas cualidades de ambos procesos, por esta razón, responde mejor al desarrollo individual de cada hermano y no respondería tanto a la interación fraternal.
Pese a que los hijos en la mayoría de los casos se crien en la misma familia, lo cierto es que cada uno es tratado de manera diferente por sus padres, por lo tanto, crea un entorno no compartido donde los hijos se desarrollan y ambos en este caso, tienden a tener diferenciaciones tanto en la personalidad como en el trato con el otro.
Aquí es donde se empiezan a encontrar diferencias significativas en la valoraciones de cada hermano en cuanto a los conflictos matrimoniales de sus madres.
Entre tantas cosas, los hermanos se diferencian en cómo perciben, comprenden y valoran de manera individual el conflicto interparental; en la autoculpa y amenaza que sienten. Esto nos lleva a prever las diferentes maneras de adaptación psicológica de cada hermano.
Y a partir de aquí el hermano mayor toma el rol de niñera emocional.
Si bien como hemos dicho antes, cada hermano tiene su propia valoración del conflicto interparental, lo cierto es que el hermano mayor al tener mayor influencia y capacidad de contención que el menor, es él el que siempre filtrará la carga emocional para que a su hermano no le afecte tanto.
El impacto del conflicto matrimonial en los hijos
Los problemas matrimoniales tienen un conflicto directo en el bienestar psiquico de los hijos (según el modelo cognitivo-contextual), y también el mismo impacta en las relaciones fraternales. Concretamente, el conflicto entre los padres puede afectar a las relaciones entre hermanos de dos maneras:
- De un lado tenemos a los hijos que son expuestos a cualquier tipo de conflicto familiar, especialmente entre los padres. Estos tienen una mayor probabilidad de presentar sintomatologías clínicas tanto internas (depresión y/o ansiedad, por ejemplo), como también externalizantes (puede ser problemas de conducta antisociales, agresividad, rebeldia, etc).
- Por otro lado, el conflicto interparental en sí mismo puede afectar directamente al vínculo entre los hermanos. Los hijos de parejas conflictivas tienen mayor riesgo de experimentar conflicto también entre hermanos.
No obstante, hay una hipotesis contraria de amortiguación que postula que las relaciones entre hermanos son de especial apoyo cuando los padres no se encuentran tan disponibles. Los hermanos mayores ayudan a los menores a comprender las dificultades por las que atraviesa la familia, clarificar determinadas situaciones y corregir malentendidos.
El cariño y cuidado entre hermanos, puede amortiguar el efecto de estresores familiares sobre los problemas de comportamiento de los hijos.
La adaptación psicológica de cada hijo depende de sus experiencias directas, pero sí se observa que a los hermanos mayores no solo les afecta su propia experiencia, sino también en cómo sus hermanos más pequeños perciben el conflico entre los padres.
Es decir, soportan una mayor carga emocional por su función amortiguadora ante el conflicto de los padres.
(Urgente 24)