(Por Prof. Fernando “Cocó” Maineri)
Uno de los aspectos más básicos y lógicos que se debe conocer, si se quiere llegar alcanzar un estado de forma y rendimiento físico notable, es el de entrenar con constancia, orden y esforzándose según el plan o programa establecido. A este aspecto se le debe añadir el hecho de seguir una dieta adecuada, con una cantidad de nutrientes óptimas para conseguir hacer funcionar a nuestro organismo y que de esta manera pueda rendir siempre que se requiera realizar algún tipo de esfuerzo.
También necesario el tratar de llevar un estilo de vida saludable, descansando lo suficiente, sin cometer excesos, y se evite todo aquello que nos pueda perjudicar a la hora de ejercitarnos practicando nuestra actividad favorita.
Es imposible para lograr todos estos beneficios la importancia tiene la mente a la hora de rendir físicamente, ya que somos nosotros mismos, y en consecuencia decidimos si seguir esforzándonos o desistir a mitad de camino.
Tal es la importancia del factor psicológico, que no va a conseguir el mismo resultado en el mismo deporte una persona pesimista, incapaz de creer que pueda alcanzar una determinada meta, que alguien con la suficiente confianza en si mismo como para mantener la constancia y no aflojar en los momentos de máximo requerimiento físico.
Al hablar de mente y deporte, lo primero que debemos tener bien claro es que una mente fuerte nos ayudara a esforzarnos y a ser constantes en el entrenamiento.
Al observar una progresión ascendente en el rendimiento físico obtenido, supone la mejor motivación para mantener la constancia y dedicación en el entrenamiento, además de ser una de las mejores formas de aumentar nuestra autoestima y confianza en nosotros mismos. El ejercicio físico no solo supone un aumento de la motivación a nivel mental, sino que además, también ayuda a mejorar el estado de salud de la mente a nivel general.
El deporte es una de las vías de escape empleada por muchísima gente para desconectar de la rutina diaria., marcada por las preocupaciones laborales, las tareas a realizar dentro y fuera del trabajo, la carga familiar u otros problemas que podemos encontrar a diario.
El deporte es una de las mejores formas de combatir el estrés que padecemos cada día.
Otro de los efectos reconocidos del esfuerzo físico en relación con la salud mental, es el hecho de servir como terapia para tratar depresiones, y también para prevenirlas.
Cuando realizamos ejercicio nuestro cerebro libera endorfinas, las cuales ayudan a generar un estado de mayor felicidad y euforia.
La ansiedad es otro de los problemas que padece alguna parte de la población. El ejercicio supone la liberación de neurotransmisores durante la práctica del mismo, y también horas después de haber terminado la sesión de entrenamiento.
No menos importante, destacar el efecto que tiene el deporte sobre el estado mental, de que este sirve para prevenir el deterioro de nuestro cerebro, algo muy importante en personas de la 3 edad.
Cuanto mayores nos hacemos, mayor es el riesgo de padecer enfermedades que afectan negativamente al cerebro, como por ejemplo, el Alzheimer.
Realizar actividad física, especialmente entre los 20 y 45 años, refuerza la cantidad de sustancias químicas y hormonales que ejercen un efecto preventivo frente a estas enfermedades. Si además, después de los 45 años se sigue manteniendo un estilo de vida activo, realizando ejercicio cardiovascular de manera regular, las posibilidades de padecer algún tipo de enfermedad relacionada con el cerebro se verán reducidas más aún.
El ejercicio produce un proceso llamado neurogénesis, gracias al cual se generan nuevas neuronas y ello permite mejorar esta capacidad de aprendizaje y razonamiento.