Ya desde hace tiempo nos acostumbramos a tener entre los títulos principales de las noticias las inclemencias climáticas y las consecuencias que traen tanto en los ámbitos urbanos como en los rurales.
El cambio climático es un hecho. No tenemos política pública ni tampoco un debate profundo al respecto, simplemente se reduce el tema a una expresión de buenos deseos cuando participamos en algún organismo internacional, en la práctica… en la práctica poco y nada.
Estas últimas semanas las imágenes de inundaciones e incendios remplazaron a las sombrillas de la playa en los noticieros. Agua y fuego que se llevan años de trabajo, esfuerzo y sueños de miles de personas en un abrir y cerrar de ojos, dejando una sensación de vulnerabilidad realmente angustiante y ahí en medio del desastre están ellos, nuestros Bomberos Voluntarios.
La foto de Luciana Rizzo una joven de tan solo 23 años, bombero de la localidad de Pedro Luro partido de Villarino en el sudoeste bonaerense, que después de 20 hs de darle batalla al fuego cayo agotada y se durmió en el piso cuando su camión quedo fuera de servicio, grafica ampliamente lo que significa ser bombero. La imagen de Luciana, que se viralizó en las redes sociales, representa el esfuerzo y el sacrificio de todos esos bomberos que están poniendo el cuerpo día a día en el más absoluto anonimato, sin necesidad de aplausos, ni fotos, ni medallas. Ahí están, en la urgencia, en la desesperación, en el caos, ellos están.
En esta época donde los valores no están de moda, donde vemos casi con naturalidad como la droga se apodera de la vida de nuestros jóvenes. Esta época sintética por la que estamos transitando, donde el tener fue desplazando al ser, donde lo superficial se apodera del tiempo, donde los minutos que se pierden no regresan mas y aun así preferimos gastarlos en frivolidades individualistas. En esta época tan difícil donde necesitamos ver todo en la pantalla del teléfono, la foto de Luciana es una bocanada de oxígeno que necesitamos inhalar profundamente para llenarnos de esperanza y optimismo que nos hacen tanta falta.
Cuando yo era chica, hace ya algunos años, la pregunta de rigor que los adultos le hacían a los chicos era: ¨y vos… ¿qué querés ser cuando seas grande?¨ la respuesta de la mayoría con una sonrisa que dejaba ver que faltaban unos cuantos dientes era: ¨BOMBERO!!¨. Los chicos no querían ser famosos ni millonarios, querían ser bomberos.
En una semana donde se habla de si está bien o esta mal bajar la edad de imputabilidad de los delitos a los 14 años, sería sano hacer un parate y preguntarnos que nos pasó, como fue que nuestros hijos dejaron de querer ser bomberos, tal vez ahí esté una de las respuestas profundas, esas de las que preferimos no hablar, esas que nos obligan a hacernos cargo de que algo no está funcionando bien y que somos responsables todos en mayor o menor medida. Necesitamos muchos hombres y mujeres como Luciana que luchan hasta el agotamiento por la simple necesidad de cumplir con el deber, el deber mas grande, el de hacer el bien común.
Y para terminar corresponde un gran saludo cargado de admiración, agradecimiento y respeto a todos nuestros Bomberos Voluntarios y el homenaje en esta imagen que no necesita más palabras.