(Por Nicolás Gabriel Suarez Monío – Abogado)
Cuando hablamos de nombre, lo primero que hay que saber es que nuestra legislación prevé el derecho y deber de tener uno. Si bien es un tema que va cambiando constantemente, y en la actualidad se están generando nuevos movimientos respecto de ello, en estas líneas intentaremos precisar algunas cuestiones básicas del nombre en nuestro país.
Por un lado corresponde a los padres o a quienes ellos designen elegir el nombre siempre que se respeten ciertas reglas establecidas. Entre dichas reglas, se encuentra que no se pueden inscribir más de tres prenombres, o primeros prenombres idénticos a prenombres de hermanos vivos. Con respecto al apellido, en caso de matrimonio se lleva el apellido de uno de los cónyuges y a pedido de los padres o del interesado se puede agregar el apellido del otro. Aquí vale aclarar que todos los hijos del mismo matrimonio deben llevar el apellido y la forma del primero de sus hijos.
Cuando hay un solo padre al momento de la inscripción, el hijo lleva el apellido del mismo. Luego ante el reconocimiento del otro esto puede ser modificado.
Respecto de los cónyuges cualquiera de ellos puede optar por tomar el apellido del otro con la preposición “de” o sin ella. Si existiera divorcio no se puede seguir utilizando el apellido del ex cónyuge salvo motivos razonables con autorización del juez.
Respecto al cambio de nombre o apellido, solo procede si existen justos motivos a criterio del juez, con lo cual va a depender de las particularidades del caso. Aquí algunos puntos a tener en cuenta son raigambre cultural o étnica y afectación de la personalidad del interesado, entre otros.
Además hay que tener en cuenta que existen diversas acciones de protección del nombre que se pueden ejercer cuando este es usado por un desconocido, o cuando es usado indebidamente, entre otras causales.
Como conclusión podemos decir que si bien existen normas genéricas con respecto al nombre y diversas acciones para su protección, cada caso es particular y hay que analizarlo específicamente. Por lo dicho, la recomendación en caso de duda es siempre asesorarse con un profesional.