Apadrina a más de 190 familias en estas Fiestas
La campaña se realiza durante las dos últimas semanas de diciembre.
Como hace desde ya casi siete años, en esta época navideña, centenares de familias de la ciudad de Nueve de Julio llegaron a otras tantas que viven en situación de exclusión. Lo hacen a través de Caritas y con una modalidad propia de ésta localidad que podría denominarse “un padrino para esta Navidad” aunque ciertamente más que padrinazgo se llega a una verdadera relación fraterna entre las familias, dónde ambas partes son beneficiarias a través de el rico intercambio que se establece.
Consiste básicamente en que una familia o una persona llegue a un hogar para acompañar proveyendo de una cena navideña. Sin embargo, la acción solidaria no se agota en una sola visita anual sino que también se extiende para otras fechas importantes. Como todas sus acciones, Cáritas persigue el objetivo de acompañar a las familias más carenciadas y vulnerables pero por sobre todas las cosas, en las espirituales y lo hace llevando un mensaje fraterno y de esperanza. “Si bien la ayuda material es importante y necesaria, estar atentos a otro tipo de necesidades también lo es, y aún más quizás. Porque siempre se genera un vínculo fraterno, se escucha, se acompaña, se comparten momentos, se contiene y se propone la Fe…”, explica Isabel, una trabajadora social y catequista nuevejuliense que acompaña a una familia cuya jefa del hogar se llama Nélida.
Isabel escuchó la convocatoria en una misa hace seis años y decidió acercarse a Cáritas para sumarse a la campaña. “Me pareció una buena oportunidad de realizar un gesto concreto de solidaridad, el deseo de estar cerca del otro y de esperar a Jesús”, explicó su motivación, que comparten también otros padrinos.
También concuerdan en que la relación que se genera entre familias va mucho más allá de un simple benefactor–beneficiado, se trata de un verdadero vínculo fraterno entre las familias. La mayoría de las veces, se crean grandes relaciones de amistad en donde prima el respeto y la confianza. “Con Nélida hemos podido construir un vínculo de amistad y de afecto mutuo…”, asegura Isabel y reconoce que “aún teniendo realidades de vida tan diferentes es importante que las familias nos respetemos unas a otras y superemos todas las distancias de tipo social o económico. Aprendí que hay que aceptar la jerarquía de valores o de prioridades del otro, que no siempre coinciden con la de uno… Y que hay que tratar de ponerse en el lugar del otro, con su historia, sus vivencias personales, su mirada ante la vida… Uno, desde su lugar lo que puede hacer es escuchar, orientar, sugerir, aconsejar pero nunca imponer… ”.
El vínculo humano que mantiene Isabel y su familia con la de Nélida se mantiene durante todo el año y ambas se visitan con frecuencia. A veces por iniciativa de las partes, otras veces por intermediación de Cáritas. Puesto que también, en ocasiones, los padrinos actúan como voluntarios de caritas para convocar a las familias para prestarles diversos servicios. “Siempre la ayudamos materialmente. Pero ella es muy prudente a la hora de pedir… Son más las veces que yo detecto sus necesidades cuando la visito que cuando ella misma me lo pide”, aseguró Isabel así desterrando muchos prejuicios…
En algunas ocasiones vemos como también las familias más pobres son las que ayudan a personas solas o enfermas y las acompañan en su dolor.
Esta propuesta comenzó hace siete años en silencio desde Cáritas y hoy llega a más de 190 familias en situación de exclusión.
Desde la institución aseguran que continuamente se suman familias a este padrinazgo, un indicio de que cada vez son más los cristianos de la ciudad que adhieren a esta enorme empresa de cuidar y acompañar a los más pobres. Como dijo la Madre Teresa, “a veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar. Pero el mar, sería menos, si le faltara esa gota».