Durante años nos acostumbramos a la tergiversación, la manipulación de estadísticas, la mentira lisa y llana. Hicimos cotidianas situaciones excepcionales, naturalizamos cuestiones inaceptables. Más allá del daño que genera en la sociedad la falta de ética que proviene desde las altas esferas de gobierno, cuando debería ser donde prime el ejemplo, el daño es aún mayor cuando queremos encontrar soluciones a esos problemas porque el diagnóstico está basado en un punto de partida alejado de la realidad.
Casi una década estuvimos con un INDEC que modificó a piacere los números estadísticos nacionales, el daño que han generado está consumado y el sinceramiento estadístico no reparará los años perdidos. Pero esta semana tuvimos otra novedad, el falseamiento de los datos en la educación. Argentina no pudo ser rankeada en las pruebas PISA por fallas que nosotros mismos hemos cometido. El ex ministro de educación Sileoni es sin duda el principal responsable, pero el tema no termina allí.
Es innegable el aumento presupuestario que benefició a todo el sistema educativo en los últimos años, como si gastar más fuese sinónimo de calidad. Acá tenemos otro grave problema, se gastó mal, ayer escuchaba al Min. Bulrich comentar que las computadoras que hasta el año pasado pagábamos 440 dólares ahora las compramos en 240, es un pequeño ejemplo de como administrar bien, y mejor, los recursos. También se han abierto varias nuevas universidades que se asemejan más a unidades básicas de militantes que a centros de estudios, hace unos días pudimos todos ver a la ex presidente ser declarada honoris causa en una casa de altos estudios, pero lo curioso es que se asemejó más a un acto partidario que a uno académico, y el auditorio más que colmado de estudiantes lo estaba pero de militantes.
El aumento importante en el presupuesto, en definitiva, no se ve reflejado en la calidad educativa porque se malgastaron los recursos, porque no se evaluaron los resultados ni los docentes, porque los estudiantes fueron rehenes de las pujas salariales, porque dejamos de mirar a los países más desarrollados por cuestiones de falso nacionalismo y tuvimos que fundamentar nuestras decisiones en países con gobiernos afines ideológicamente cuyos sistemas educativos no eran de primera calidad, y muchas cuestiones más.
Todas estas cuestiones, que no son ninguna novedad, fueron avaladas por funcionarios, ministros y sin dudas las más altas esferas del gobierno anterior. Con el dato anecdótico de que sus discursos, banderas y proclamas han sido siempre en pos del apoyo incondicional a la educación pública, que en los resultados han vapuleado y disminuido notablemente su nivel.
Nuestro querido Nueve de Julio tampoco fue ajeno a estas cuestiones, los edificios escolares padecen décadas de falta de mantenimiento y desidia. La Gestión del Intendente Barroso se ha abocado a solucionar muchísimos de estos problemas de infraestructura junto al Consejo Escolar. Muchos fondos, que antes se destinaban a otras cuestiones, ahora son volcados en beneficio del sistema educativo. En detalle se realizaron refacciones de techos en 12 establecimientos, 3 refacciones en la calefacción, en un centro se refaccionó la vereda y los pisos. El 80 % de estas obras están finalizadas, y el 20% restante precisan que finalice el ciclo lectivo para poder comenzar.
Queda mucho trabajo por hacer, muchísimas obras por realizar e infinidades de problemas que solucionar, pero las obras están en marcha y eso marca a las claras un gran avance. Sincerar las estadísticas y que prime nuevamente la verdad, por más que duela, debe ser un principio irrevocable que no debemos permitir que se doblegue nunca más.