Se cree que debemos enfocarnos en las fortalezas, pero en realidad, ganamos confianza admitiendo nuestras imperfecciones como parte de un todo.
Mucho se habla de la confianza y la importancia que tiene. Al enfocarnos en las fortalezas, constantemente buscamos ser más competentes, más exitosos, o más inteligentes. Creemos que “siendo más”, tendremos más confianza, más amor propio, más éxito y por lo tanto, más amor y felicidad. Lamentablemente, el enfoque en las fortalezas tiene muchas veces, efectos negativos. Paradójicamente, buscar “ser más”, hace enfocarnos en lo que nos hace falta. Nunca nada será suficiente para sentirte especial porque siempre habrá espacio para más. Te quedas persiguiendo afuera un sentimiento que en realidad, viene de adentro.
Enfocarnos en las fortalezas, hace que protejamos nuestro ego a toda costa. ¿Bailar frente a extraños? No queremos vernos ridículos. ¿Invitar a alguien? No queremos ser rechazados. ¿Arriesgarnos por lo que nos apasiona? No queremos fracasar. ¿Aceptar nuestro error? No queremos ser menos. Buscamos evitar cualquier riesgo que nos amenace.
Para tener confianza, el enfoque tiene que ser el contrario. En vez de enfocarnos solo en las fortalezas, hay que aceptar las imperfecciones. Es natural que todo ser humano tenga defectos y sombras. ¡Y está bien!, eso no nos hace menos especiales.
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Licenciada en psicología Magdalena Maineri
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