(Por: Patricia Gorza) ¿Qué es un estúpido? ¨El ser humano a quien la naturaleza ha suministrado órganos sanos y cuyo instrumento raciocínate carece de defectos, a pesar de lo cual no sabe usarlo correctamente. El defecto reside, por lo tanto, no en el instrumento, sino en el usuario, el ser humano, el ego humano que utiliza y dirige el instrumento¨ así lo define el Dr. Feldmann.
Un hombre cuyo cerebro sea perfecto y este repleto de conocimiento puede, a pesar de todo, ser estúpido.
La famosa frase de Oscar Wilde ¨No hay más pecado que la estupidez¨ conserva su validez. La estupidez es, en considerable proporción, el pecado de omisión, la perezosa y a menudo voluntaria negativa a utilizar lo que la naturaleza nos ha dado, o la tendencia a utilizarla erróneamente.
La estupidez es el arma humana más letal, la más devastadora, el más costoso lujo.
El costo de la estupidez es incalculable. Quizás la forma más costosa sea la burocracia, el papeleo.
La burocracia no solamente absorbe parte de la fuerza útil de la nación, sino que al mismo tiempo dificulta el trabajo del sector no burocrático. Cuantas iniciativas frustradas, cuantas relaciones humanas destruidas a causa del desarrollo múltiple y parasitario del papeleo.
Y ni hablar cuando esto se traslada a los gobiernos. Cuando la estupidez, infesta la política, cuando la locura de la corrupción se generaliza, surgen los Hitler, los Mussolini y los Stalin. No hay una sola línea en sus discursos que sea aceptable para un cerebro normal o inteligente. Y sin embargo, ha sido alimento de millones de seres humanos. Han creído durante diferentes períodos de tiempo que, los misiles son mejores que la manteca, que cierto árido desierto africano podía resolver el problema de la superpoblación europea, y que es provechoso al proletariado trabajar en beneficio de un imperialismo burocrático.
¿Es necesario por lo menos insinuar el costo de esta estupidez masiva?
¿Y si trasladamos esto a la actualidad de nuestro país? Somos líderes en la producción de alimentos pero… al menos 14 millones de argentinos son pobres y necesitan algún tipo de asistencia alimentaria. 1.500.000 jóvenes no acceden al estudio y al trabajo. Cada semana mueren 10 personas en promedio, por la enfermedad del Mal de Chagas, muertes evitables. Miles de muertes anuales por infecciones hospitalarias. Y la lista es interminable…accidentes de tránsito, inseguridad, dengue etc. Vemos casi como algo normal como se arman clubs de fans políticos que malgastan recursos y tiempo en defender lo indefendible como los bolsos voladores, las bóvedas escondidas y las cuentas offshore. Se nos suicido uno de los médicos más importantes que tuvimos por desidia abandono. Enterramos pibes todos los días por el consumo de drogas. Y mientras todo esto pasa todos los días, sin respetar feriados, ni fines de semana, ni elecciones, la estupidez del pueblo argentino que peca por omisión una y otra vez, donde parece que es más importante atender el próximo clásico del domingo con o sin futbol para todos o hacer todo tipo de análisis sobre las elecciones de EEUU y el triunfo de Trump, que la vida de nosotros mismos.
Entre las dos guerras en Europa Central existió un insulto favorito. que adoptaba la forma de una pregunta. Solía preguntarse: ¨Dígame… ¿duele ser estúpido? ¨ Desgraciadamente, no duele. Si la estupidez se pareciera al dolor de muelas, ya se habría buscado hace mucho una solución del problema. Aunque, a decir verdad, la estupidez duele….solo que rara vez le duele al estúpido. Y esa es nuestra mayor tragedia.