(Por Lic. Magdalena Maineri)
El trastorno de ansiedad social también llamado fobia social o la enfermedad de las oportunidades perdidas, es un padecimiento que se caracteriza por el miedo intenso al qué dirán o al escrutinio público, haciendo que la persona evite situaciones donde deba exponerse, hablar, interactuar con los demás, y por ello pierde muchas oportunidades. Esta enfermedad tiene síntomas físicos muy característicos que se dan por el miedo intenso, así como pensamientos de minusvalía marcados, y comportamientos notorios de evitación.
¿Cómo se siente el cuerpo en éstos casos? Según algunos estudios, los síntomas más notorios son sudoración excesiva, molestias en el estómago, nudos en la garganta, temblor generalizado, voz temblorosa, o aceleración del corazón (palpitaciones).
¿Cómo se refleja en el comportamiento? Evitando situaciones sociales, esconderse en lugares seguros, evadir contacto con gente desconocida, irse temprano de reuniones para evitar el contacto, llegar tarde, o consumir alcohol o drogas para desinhibirse para que el “mal momento”, sea el menor posible.
¿Cómo se piensa/como se ve una persona que padece dicha fobia? Problemas para hablar, miedo a ser juzgado, miedo a ser aburrido, auto-juzgamiento, miedo a la humillación, preocupación excesiva por su apariencia y miedos para hablar.
¿Cuál es la idea de exponer los síntomas que atraviesa una persona con fobia social? Concientizar a la población, entender que muchas veces la gente no es “antipática” o “problemática”, sino que hay un trasfondo, que seguramente sucede para que la persona reaccione así ante determinadas situaciones.
Dar lugar a que el otro pueda desahogarse, tener empatía, y ser respetuosos al entender que todos somos distintos, dando lugar a que cada uno pueda mostrarse como es (con sus defectos y virtudes), aceptando también esa diferencia, que es muchas veces, la que nos une.
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Diplomada en psico-oncología.
