Sigue siendo normal, lamentablemente, que muchas personas sigan asociando que ir al psicólogo es sinónimo de locura (cosa muy errada, de hecho en estos tiempos). Pero cuando sucede tener a alguien cercano que se siente mal y no quiere acudir a terapia, suele ser para el otro algo frustrante, ya que, nos sentimos impotentes por no poder hacer algo más. Muchas veces la empatía, comprender y poner los sentimientos del otro por delante del miedo y la frustración nuestra, suele ser la clave para lograr acercar a la persona a buscar ayuda profesional.
En primer lugar, debemos escuchar; es probable que haya una razón por la que no quiera ir a terapia, ya sea una mala experiencia previa, comentarios negativos, o miedo a que su intimidad se vea afectada. Identificar y racionalizar esto, puede ayudar a tener otra visión.
Por otro lado, la empatía es fundamental: intentar entender lo que siente sin pretender ofrecerle una solución. Eso puede lograr que la otra persona se sienta aliviada, y además nos da un indicio de qué está ocurriendo para poder consultar con alguien experto en el tema.
Una vez que tenemos información y evidencias de lo que esa persona siente, y podemos ponerle un nombre a su sentimiento, es más fácil negociar o llegar a un acuerdo del siguiente paso a dar. Explicar con fundamentos la importancia que tiene asistir a terapia, ver a un profesional que pueda brindar las herramientas para intentar solucionar el problema y aliviar el sufrimiento que actualmente lo atraviesa.
Así mismo, es importante permitirle a la otra persona dudar, desistir o darle tiempo si es que lo requiere. Cada uno tiene sus formas, y es importante no imponerle la necesidad de ir a consultar a un psicólogo, ya que de este modo, lo único que logramos es que la persona asista mal predispuesta y sin ganas, lo que hace imposible el análisis debido a su falta de interés en el trabajo. A veces la insistencia de los otros, puede llegar a ser más molesta o dolorosa que el problema mismo. En esos casos, la compañía en silencio, o la distancia, pueden ser también beneficiosos. La clave está, como sociedad, en empezar a naturalizar la terapia. La salud mental es tan importante como la física; y poder tener un espacio de ayuda y contención, va a lograr tener un mejor desempeño en todas las esferas de la vida.
Ante cualquier inquietud, no dudes en consultarme para una atención virtual o presencial.
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Diplomada en psico-oncología.