La sensación de inseguridad que experimentamos por el aumento del crimen, delincuencia y por las dificultades de las autoridades para prevenir y solucionar la situación del delito, amenazan la calidad de vida personal y familiar, así como a nuestras democracias. Es muy común “echar culpas” cuando en realidad deberíamos involucrarnos ya que la seguridad ciudadana nos pertenece a todos (policía, políticos, autoridades, medios de comunicación, ciudadanía en general) y quienes tienen la potestad de dirigir nuestras inquietudes como ciudadanos deberían realizar políticas de prevención y reinserción social de acuerdo a lo que la ciudadanía determine en asambleas que pueden realizar los vecinos de cada barrio correspondiente. La inseguridad va cambiando y se va modificando de acuerdo a la situación económica y el contexto sociohistórico del país.
Está claro que determinadas conductas y delitos siempre existieron y seguirán como el hurto y el robo con o sin violencia, pero hoy también nos encontramos con usurpaciones de casas o departamentos vacíos, conducta determinada por la situación de pandemia y disminución de ingresos económicos de muchas familias. También sucedió en determinado momento cuando hubo un gran avance en la edificación, en determinados sectores o barrios donde había muchas obras en construcción sucedían robos en los alrededores de estas zonas poco pobladas. A lo largo del último año las contrataciones de sistemas de seguridad se han dado, sobre todo, en la clase media, donde muchos padres debían dejar a sus hijos solos para salir a trabajar y necesitaban estar tranquilos de que ellos estuvieran cuidados, las personas mayores solas con algún problema de salud también contratan el servicio porque tienen mecanismos de emergencias ante cualquier eventualidad, también todo lo referido a comercios, casas quintas, y cualquier vivienda que se encuentre deshabitada.
Es importante tener en cuenta que, como vecinos, podemos construir las llamadas “juntas vecinales”; la mismas están compuestas por los propios vecinos del barrio, conocer quienes viven en el barrio; pero también sería bueno que participe el personal de educación, religiosos para discutir distintas problemáticas de los niños, niñas y adolescentes y armar políticas de prevención y acompañamiento para que ellos se sientan más seguros. Por otro lado, sería importante que participaran dueños de comercios, para poder discutir cada problemática específica, encontrar alguna posible solución ante la inseguridad y sobre todo la prevención. Incluso brindar capacitaciones para quien este interesado en temas de seguridad, perspectiva de género, problemáticas infantiles o de adolescentes, grupos de autoayuda, y de esa manera estar más preparados y contenidos de acuerdo a las distintas situaciones que vallan surgiendo. Las conclusiones de todo lo trabajado en las juntas vecinales debería ser comunicado en reuniones realizadas con el municipio, policías y personal idóneo para el desarrollo de distintas políticas de prevención y de acción en caso de que se deba solucionar alguna problemática del barrio, es muy importante también la comunicación de todos, ya que determinadas cuestiones como la iluminaria o limpieza en general debe ser tratado con el municipio; capacitaciones para el personal policial y los operadores de justicia también deben ser tratados en conjunto, en estas reuniones.
La organización permitirá que la sociedad este más preparada para reaccionar frente a la inseguridad ciudadana. También el control social y de seguridad calmará a las personas, dando tranquilidad y confianza frente a los agentes de justicia en general, teniendo una mejor convivencia y calidad de vida para todos los ciudadanos.