Como discernir entre lo que uno ama y el deber de la labor diaria, si todos los días esa fusión se da con responsabilidad y pasión. El campo requiere de un esfuerzo constante que muchas veces es acompañado por la soledad ; la llanura, el pasto, los animales y el horizonte imponen un estilo de vida que no es para cualquiera. El trabajo es arduo, las mañanas largas y el trajín de cada día es una incógnita perdurable, aun así todo aquel que se dedica a la vida rural tiende a ser un buscador inalcanzable de su pasión al servicio de otros y ese es el complemento perfecto para la felicidad.
Estos trabajadores están en constante movimiento, uno creería que por situarse en el campo la paz de la naturaleza es una cualidad frecuente en las tareas diarias, pero no es tan así, se requiere práctica para hallar las soluciones a cada dificultad, astucia para tomar las decisiones más acertadas, conocimiento para reconocer las prioridades y mucho compromiso para hacerle frente a un estilo de vida como es la ruralidad. Son hombres y mujeres que afrontan la ardua tarea con amor, pasión y tenacidad, muchas veces son familias enteras que se ponen al servicio de las labores y no es solo una cuestión monetaria o laboral. Es un deseo constante por el contacto con lo que sienten vivo dentro de cada uno de ellos, es el campo que florece desde su interior, la huella de sus ante pasados, y creo yo que muchas veces, es el disfrute de la vida en cada momento del día.
En estos días tuve el placer de charlar con Noelia Gómez, ella es esposa de un empleado rural y toda la familia vive en el mismo establecimiento, donde él se desempeña como capataz desde hace más de 10 años. En La Manuela, el lugar de trabajo de su esposo, se dedica a la cría de caballos para polo que se encuentra muy cerquita de la localidad de Daireaux en la provincia de Buenos Aires. Noelia, por su parte, desde hace unos años tomó la decisión de retomar los estudios y se capacitó en distintas localidades. Hoy ejerce sus actividades, aun viviendo en el campo y gracias a su esfuerzo y dedicación en el estudio, trabajando como auxiliar en escuelas de su distrito. Es pregonera de la independencia femenina, más allá de las limitaciones de la mujer rural, que a lo largo de la historia cumplieron el rol de acompañar a su esposo, llevando a cabo tareas afines al campo sin ninguna remuneración. En la actual coyuntura la autonomía de la mujer crea lazos, fortalece vínculos con otras en la misma situación y les facilita el acercamiento de propuestas para su desarrollo. Aprendió a manejar y eso le abrió caminos por recorrer sin la necesidad de depender de nadie, una función totalmente necesaria y primaria que contagia en otras mujeres. Hoy, Noelia con 43 años se percibe una mujer empoderada, elige libremente vivir y seguir sintiendo al campo su lugar, contemplar el verde, apreciar el silencio y comulgar con lo natural. Este estilo de vida, esta forma de ser se lleva en la sangre donde predomina la tradición criolla, el amor por la naturaleza, y el disfrute de los momentos que el trabajo en el campo le brinda. La receta de esta semana es para aprovechar las cerezas que están en estación par disfrutarlas todo el año.
CEREZAS EN ALMÍBAR
Ingredientes:
1 kilo cerezas
1 litro agua
600 gr. azúcar
Procedimiento:
Poner el agua y el azúcar y cocinar a fuego suave hasta lograr el almíbar. Cuando llega al punto de hervor agregar las cerezas y cocinar 2 minutos. Luego llevar un frasco con las cerezas lo más apretadas posible y completar con el almíbar. Tapar caliente y dejar enfriar. Es probable que sobre mucho almíbar. Se puede guardar para endulzar tortas o tragos