(Por Mónica Gómez)
“Pertenecer a la tierra, rendirle culto, sentirse agradecido, fomentar la tradición del cultivo es lo que todo agricultor tiene en su interior. Se es productor como un acto de amor y eso es lo que nace de las mujeres de El Soberbio”., así es como se nos presenta Rosa de Olivera, de la localidad de El Soberbio, provincia de Misiones, ella, junto a mujeres de su comunidad, integran una feria donde la producción de sus chacras está al servicio de todos.
Rosita es una mujer joven, de temple tranquilo y muy calma. Está encargada de la organización del mercado junto a otras productoras de su localidad y al mismo tiempo lleva adelante la producción en su chacra familiar. Su esposo y sus dos hijos son los que la acompañan diariamente en las actividades del campo. Hablar de su pasión por la tierra es evidenciar el arduo trabajo que lleva adelante: “diversificada”, así presenta su producción, debido a la gran variedad de alimentos hortícolas, frutales, de granja, panificados y conservas, que esta feriante semanalmente ofrece para la venta. Todo se lo brinda su tierra y es sumamente consciente de eso. Los productos están disponibles en la feria, realiza envíos a domicilios y venta al público desde su chacra. Otra de las acciones que realizaba hace un tiempo, era la producción de “chacra abierta” para compartir y divulgar los saberes, es así como muchos estudiantes, turistas y público en general se acercaban a su campo con el fin de aprender.
Se nota una mujer aguerrida, de esas que van por la vida sorteando obstáculos. Desde que nació vivió del campo, creció con raíces rurales y aprendió todo de su familia. Fue madre muy joven y lucha día a día con las actividades agrarias. El trabajo es puramente manual: la preparación de la tierra, el cuidado de los animales, el estanque con la producción de peces, todo es producto de ella junto a los suyos. Más allá de lo que implica esta labor, también se vuelca a la comunidad como una mujer empoderada y asume un rol fundamental con los niños, enseña fútbol en zonas carenciadas de forma voluntaria, esta tarea social es el resultado de otra de sus grandes pasiones, el fútbol femenino. Todo lo que recibe de la tierra lo devuelve en acción, y es por eso que se percibe como una guardiana de las semillas. Cree fuertemente en la importancia del compartir conocimientos, el legado cultural de la agricultura, la tradición por los cultivos nativos y la herencia de saberes para las futuras generaciones.
Misionera, con responsabilidad y compromiso, siente la satisfacción por el fruto de su trabajo. Gracias a que su producción está libre de agroquímicos, todo lo que cosecha crece de forma cuidada y orgánica en un medio que brinda la naturaleza en su máxima expresión. Sus productos son los que ella y su familia consumen, así que cuentan con su garantía.
Mujeres así son las que llevan adelante no solo una chacra, llevan enseñanzas y hacen fuerte a otras a la par. Su deber siempre fue el fruto de su solidaridad. La receta de esta semana es de su autoría, Rosita nos enseña cómo preparar su “Pan Arco Iris”.
PAN ARCO IRIS
Ingredientes:
- Harina 2kg
- Sal 5g
- Aceite 100cc
- Agua c/n
- Levadura 40gr
- Remolacha 200gr
- Zapallo 500 gr
- Acelga 600gr
Preparación:
Lavar y pelar los vegetales (remolacha, zapallo y acelga). Luego hervir cada uno por separado. Poner las remolachas en una fuente y hacer puré. Proceder del mismo modo con el zapallo en otra fuente. En el caso de la acelga, quitar el excedente de agua y procesar. Nos quedan tres preparaciones separadas Reservar. En un recipiente pequeño (puede ser una taza) mezclar la levadura con cuatro cucharadas de harina y media taza de agua, hasta que se formen burbujas. En una fuente amplia, disponer la harina en forma de corona y agregar la sal, el aceite, la levadura previa y el agua restante. Mezclar y amasar hasta que todos los ingredientes estén integrados. Dividir la masa en tres bollos de 600 gr aproximadamente. Dejar descansar por 20 minutos. Tomar un bollo, agregar el puré de remolacha, amasar y dejar descansar por 40 minutos. Proceder del mismo modo con el puré de zapallo y con la acelga procesada. Se obtendrán 3 bollos de 600gr de desigual color. En una superficie plana enharinada, estirar los bollos formando un rectángulo con cada masa. Extender las tres masas una sobre otra y arrollarlas todas juntas formando un pionono. Cortar a medida del molde de pan. Dejar levar hasta que duplique su volumen. Llevar los panes a horno precalentado. Cocinar a fuego moderado (180 C) por 40 minutos, o de acuerdo al tamaño de cada pan.