(Por Marina Suárez, Técnica en criminalística y criminología)
La Hematología Forense es la rama de la medicina legal que se encarga de la tipificación de las manchas de sangre encontradas en el lugar del suceso, es el estudio de la sangre aplicada a la criminalística. En la lugar del suceso podemos encontrar manchas de sangre, y en ciertos delitos es necesario mayor información en cuanto a las condiciones y circunstancias del hecho criminal; por eso es importante analizar estas manchas de sangre encontradas; muchas veces los especialistas no tienen en cuenta la importancia de los mismas y solo recogen con un hisopo alguna muestra, pero el análisis de patrones de manchas de sangre es de gran importancia, ya que muchas veces nos pueden indicar por ejemplo: posición víctima y victimario y nos permite determinar características del hecho; el estudio de la morfología y geometría de las mismas en la escena del crimen, se constituye en una útil y valiosa alternativa tecnológica, que nos puede ayudar a obtener la mayor información y aportar los elementos de juicio que permitirán esclarecer crímenes violentos, ya que es objetivo y sencillo, no se requiere de instrumental sofisticado, ni costoso; solo una calculadora científica, una regla milimétrica, un transportador y muchas exactitud en la medida, bastan para que este análisis ofrezca resultados de gran confiabilidad científica. Un adecuado estudio de la disposición y forma de las gotas o rastros de sangre en un lugar, puede contribuir a la identificación del autor de un crimen y a la precisa reconstrucción sobre la secuencia de los hechos.
Las manchas de sangre son el vestigio más importante y frecuente en crímenes violentos, una vez halladas deben ser cuidadosamente analizadas, su mayor interés puede verse enfocada en la apariencia y distribución de la sangre, debido a la abundancia de información que puede suministrar a la investigación criminal.
El aspecto de las manchas varía con la antigüedad y el soporte sobre el que caen. En los tejidos absorbentes y claros las manchas presentan un color rojo oscuro, que con el tiempo tiende a ennegrecerse más. Si las manchas han sido lavadas con agua, el color varía desde rosado a amarillento, dividiendo el pigmento a través del tejido en forma irregular con lugares más densos que otros. En los tejidos oscuros las manchas de sangre pueden no ser visualizados, por lo tanto hay que revelarlas con el uso de reactivos quimioluminiscentes, como la fluoresceína y el Luminol. Cuando la mancha asienta sobre soportes no absorbentes, forma escamas brillantes o agujas. Si la sangre es reciente las escamas son rojas, aunque depende también del grosor de la escama. Las costras se van haciendo más oscuras con el paso del tiempo.
El análisis de los patrones de manchas de sangre se puede definir como la examinación de sus formas, localizaciones y distribución, que nos permitan proporcionar una interpretación de los acontecimientos físicos que dieron lugar a su origen.
Los análisis hechos sobre los patrones de la mancha de sangre de la escena o ropa de los principales sospechosos y víctima, pueden ser utilizados para ayudar a confirmar o refutar presunciones referentes a acontecimientos y a su secuencia, confirmar o refutar las declaraciones hechas por los principales sospechosos, víctima y testigos.