La muerte súbita en el deporte es un fenómeno poco común, que ocurre en solo 1 o 2 casos por cada 100.000 deportistas al año. Aquellos practicantes que sufren arritmias -las que incrementan el riesgo de muerte súbita-, son personas con enfermedades cardiovasculares genéticas, aunque en muchos casos no son conocedores de estas patologías. En el 80% de los casos, las víctimas nunca antes habían tenido síntomas. Dentro de los deportes, los de más intensidad son los que mayor riesgo presentan, como el ciclismo, el fútbol y el running. Es clave hacerse los estudios correspondientes antes de empezar a practicar, así como hacerlo en lugares que cuenten con desfibriladores y personal formado en técnicas de reanimación cardiopulmonar.
Entre el 17/2 y el 21/2, está teniendo lugar eCardio20, la 4º edición de un congreso online de cardiología organizado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC). Uno de los temas centrales es la muerte súbita de personas jóvenes, especialmente en deportistas.
Los beneficios del deporte
«Antes de entrar en materia, en un tema realmente triste y de gran carga emotiva, quisiera dar buenas noticias: hoy día está bien establecido que el deporte es bueno para la salud;
consigue controlar la epidemia de obesidad (objetivo de todos los gobiernos),
> ayuda a controlar mejor las cifras de tensión arterial,
mejora el perfil lipídico y aumenta la sensibilidad a la insulina, con lo que las personas que practican deporte es más difícil que se conviertan en diabéticos», explicó el Dr. Jordi Trías de Bes, cardiólogo en la Asociación Española contra la Muerte Súbita José Durán, al portal SportLife.
«Con la mejora de todos esos factores de riesgo cardiovascular, se reduce la incidencia de muerte por enfermedad coronaria, infarto de miocardio, en un 50% cuando pasamos de los 50 años. El deporte también reduce la incidencia de cáncer de colon y próstata, retarda el comienzo de la demencia y, en muchos casos, actúa como antidepresivo. Además, las personas que hacen ejercicio físico moderado (por ejemplo, caminar a un paso ligero de 6 a 6,5 km/h) durante 30 min, 5 días a la semana, durante años, suelen vivir entre 5 y 7 años más de media que los sedentarios que no se ejercitan para nada», apunta Trías de Bes.
El deporte y el riesgo de muerte súbita
Todos estos beneficios no quitan que el deporte también pueda desencadenar arritmias e incrementar el riesgo de muerte súbita, pero esto solo en personas con enfermedades cardiovasculares genéticas, como las miocardiopatías y las canalopatías.
El problema es que en muchos casos, los pacientes no son conocedores de estas patologías.
La incidencia de muerte súbita en el deporte es rara, ocurriendo en solo 1 o 2 casos por cada 100.000 deportistas al año, explica el portal El Médico Interactivo.
«Algunas enfermedades cardiovasculares como las miocardiopatías (aquellas que afectan al músculo cardíaco) o las canalopatías (alteraciones eléctricas del corazón) conllevan un mayor riesgo de aparición de arritmias ventriculares (malignas) y de muerte súbita. Tanto las miocardiopatías como las canalopatías son enfermedades genéticas y en pacientes por debajo de 30 años son la primera causa de muerte súbita en el deporte. Por encima de los 30 años, la cardiopatía isquémica, es decir, la enfermedad coronaria que se manifiesta fundamentalmente como un infarto agudo de miocardio o una angina de pecho, se sitúa como la primera causa de muerte súbita asociada al deporte», explicó la Dra. Esther Zorio, cardióloga de la Unidad de Cardiopatías Familiares y Muerte Súbita del Hospital Universitario y Politécnico La Fe de Valiencia, y miembro de la SEC, en el congreso.
Dentro de los deportes, no todos conllevan el mismo riesgo, explicó Zorio. «Se sabe que es la intensidad del deporte la que determina el riesgo de muerte súbita.» Son los de más demanda energética, como el ciclismo, el running o el fútbol, los que presentan más riesgo, en pacientes con miocardiopatías o canalopatías.
Los menos asociados a la muerte súbita son aquellos con baja carga estática y dinámica: golf, yoga o críquet, por ejemplo.
Qué es la muerte súbita en el deporte
Se considera muerte súbita en el deporte (MSCD) aquella muerte por causas naturales (no traumáticas) de carácter inesperado en una persona previamente sana y en buen estado de salud o forma física, ocurrida durante el ejercicio físico o durante la primera hora posterior (con testigos) o durante las siguientes 24 horas si no los hay.
«La incidencia de MSCD aumenta progresivamente con la edad media de los grupos estudiados. De manera que en escolares estadounidenses puede ser de 0,5:100.000/año y entre corredores (43 años de media en los maratones) de 5-6:100.000/año», explicó Trías de Bes.
El cardiólogo también advierte que en el 80% de los casos de MSCD, las víctimas nunca antes habían tenido síntomas («el fallecimiento repentino es la primera manifestación»).
Recomendaciones a tener en cuenta:
- «El protocolo básico que recomendamos consiste en hacerse una historia clínica completa en busca de antecedentes familiares de muertes súbitas prematuras, exploración física, y un electrocardiograma de 12 derivaciones en reposo (ECG). Si el resultado lo recomendara, se practica ecocardiograma Doppler-Color, si es posible, in situ. Si se necesitaran pruebas más complejas (resonancias magnéticas, TAC, etc.) se remiten a otros Centros.
- El ECG es fundamental en personas jóvenes pues es capaz de detectar el 90% de las miocardiopatías y trastornos eléctricos, causas mayoritarias de las MSC a esa edad», explica Trías de Bes. «En cambio, en mayores de 35 años, la causa más frecuente es la enfermedad coronaria, que no se detecta con un ECG de reposo: en estos casos el programa de screening es el mismo añadiéndose un ECG de esfuerzo si esa persona tiene síntomas o tiene un riesgo cardiovascular alto.»
- De cada 300 personas jóvenes, deportistas, que son estudiadas (con electrocardiograma), en 1 se halla una enfermedad de las descritas antes, potencialmente letal. En 1 de cada 100, por otro lado, se halla una anomalía valvular no letal pero que puede darle problemas en el futuro.
- El cardiólgo aclara que sin embargo, hay patologías que aún pueden pasar desapercibidas ante ese protocolo. Es por eso que es clave que existan Desfibriladores Externos Automáticos (DEAs) en todos los gimnasios y zonas de entrenamiento deportivo. También es importante contar en el entorno con personal formado en técnicas de reanimación cardiopulmonar (RCP), y que cada vez más personas se formen en estas técnicas.
- Por último, evitar situaciones de riesgo añadidas tales como caídas, deshidratación u olvidos en la toma de la medicación, explica El Médico Interactivo. Tampoco superar la barrera del 60-80% de la frecuencia máxima cardíaca.
(Urgente 24)