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Nueve de Julio
martes, 26 noviembre, 2024

Espacio literario: Los recuerdos

(Por Marisa Chela)

Muchas veces he reparado en los recuerdos. Es algo que me moviliza y me resulta como una especie de sostén. Si, de sostén. Para mí, los recuerdos son pilares que me mantienen erguida en el paso del tiempo. Por ejemplo, los olores, qué lindo es cerrar los ojos y sentir el olor de la torta de vainilla de la abuela, el guiso de lentejas, la tintura que daba color a su cabello, es como si la viera. Ni hablar de los lugares, recorrer la casa de mis padres, mirar la mecedora donde mamá nos hamacaba,  el galpón donde mi padre extraía miel, recorrer las calles de mi pueblo, todo es un recuerdo.

El amor, ese amor lleno de ilusiones, como ese no hay otro, lo recuerdo así, y sonrío. Recordar es mantenerse vivo, expectante, cerca de las cosas queridas.

Los recuerdos nos acercan a las personas ausentes, no permiten su olvido, apuestan a su vigencia. Por eso acepto vivir en la nostalgia del recuerdo, es ganarle a la muerte, burlarse de ella.

Si de recuerdos se trata, siempre escribo algo:

RECUERDOS

Me asombraban generalmente los recuerdos,

visualizar momentos,

detener la memoria en un tiempo,

pensar en instantes vividos como una realidad que impacta.

Me despertaba curiosidad la imprudencia de robar oportunidades

y sueños vividos.

Pero la arrogancia se hizo presente

y desató el infortunio.

La fantasía ganó terreno

y como un lodazal salieron las antiguas vivencias

y arremolinaron sensaciones frenadas,

y la contienda fue como la lluvia

que moja y deja en la tierra húmeda

su huella.

Y miré

y vi en perspectiva

tu partida.

Te recordé.

 

Vos y las estrellas

Antes de dormir miro las estrellas

porque siento que alguien desde allí me mira.

Salgo por las noches, antes de mi sueño

y con un suspiro suave, como de reproche,

contemplo azorada los brillos intensos.

Qué misterio encierra el canto de la noche

cuando las estrellas miran desde el cielo,

qué sutil encanto detectan mis ojos

cuando la luna pregona su canto.

¿Reconoce acaso mi corazón errante

un llamado, parecido a tu llamado?

Antes de dormir miro las estrellas,

siento tu perfume.

percibo tu risa

huelo tus encantos.

De pronto una brisa me eriza la piel

y recuerdo la caricia de tus manos.

Antes de dormir miro las estrellas,

es una manera de tenerte a mano.

 

LA NOCHE

Cuando llega la noche

y todo parece dormirse

se enciende tu recuerdo

como un dulce arrullo en el mar,

como una presencia enigmática.

y me dejo caer en la sombra serena.

Y busco tu imagen en la luna,

y dibujo tu cara en la arena,

y consigo que mis pies busquen tu huella.

Miro la oscuridad y te imagino.

Sé que volverás alguna noche mágica

y tu sombra buscará mi sombra.

Sé que pronunciarás mi nombre en el silencio de la negrura espesa.

Y me quedo allí parada convertida en árbol

para que puedas al fin

descansar sentado bajo la sombra de mis brazos

y así seremos dos en la noche,

 otra vez.

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