Lo que el Grunge se llevó. A 48 años de su nacimiento, en este espacio en Semanario Extra, queremos recordar a un músico que forma parte del panteón de las Leyendas del Rock. Ícono y voz indiscutible de la noventosa “Generación X” y líder de una banda, que para muchos ha sido piedra fundamental del movimiento Grunge, Kurt Cobain dejó algo más que su imagen impresa en un poster o en una remera… Nos dejó su “espíritu adolescente”… su música.
Muchos músicos de hoy tienen como referente el legado que este hombre dejó a través de Nirvana, el cual más allá de su vertiginoso paso por el mundo del rock, supo inmortalizarse en tan solo 3 discos de estudio y un oscuro álbum en vivo grabado en el famoso ciclo “MTV Unplugged.
Es cierto ese dicho que dice “la muerte dignifica”, pero no podemos negar que Kurt Cobain –al igual que Layne Staley de los Alice In Chains- fueron quienes mejor representaron ese estereotipo del rockero sufrido y asqueado de la careteada de nuestra sociedad, que encontró en su música la manera perfecta para hacer catarsis. Esa expresión se la llamó Grunge.
Kurt Donald Cobain, llegó a este mundo un 20 de febrero de 1967 en Aberdeen, cerca de Seattle, epicentro de ese sucio sonido de garaje que comenzaba a hacer ruido en el rock a comienzos de los ’90.
Kurt tuvo la mala suerte de nacer en el seno de una familia por demás problemática, la cual le dio a su vida el infierno que de grande lo terminó matando. Dentro de todo ese sufrimiento que padeció y que irónicamente enriqueció las letras de sus canciones, fue la música la única en domesticar sus demonios y la que lo mantuvo vivo por 27 años.
Su primera guitarra llegó a sus manos, como regalo de su tío Chuck, cuando tenía 14 años. En tan solo una semana de práctica, ese chico raro de mirada triste, logró aprender todo lo necesario para poder componer sus propias canciones. Y a partir de ahí comenzó a transitar el camino, que unos años más tarde, lo convertirían en uno de los músicos más importantes del rock de los 90’s.
Y fue justamente en 1990, cuando con Kris Novoselic -en bajo-, viejo amigo de la secundaria, y Dave Grolh, en batería, le dieron forma y sonido a NIRVANA.
Banda con la cual editaron 3 discos de estudio: “Bleach” en 1989, “Nevermind” en 1991 -con su emblemática foto de tapa en donde se ve a un bebé sumergido en el agua siguiendo un billete de un dólar que cuelga de un anzuelo-, y “In Utero” de 1993.
Kurt amaba sus guitarras, aunque varias terminaron completamente destruidas sobre el escenario. Su principal guitarra fue una Fender Jaguar preparada para alojar dos hambuckers y que nunca llegó a ser destrozada. Según Kurt, las Fender Mustang eran sus guitarras favoritas, entre ellas una Mustang Competition, con la que aparece tocando en el video “Smells Like Teen Spirit” (“Hueles a espíritu adolescente” frase que una amiga de Kurt pintó en una pared, haciendo referencia al perfume del desodorante que usaba la novia de Cobain por aquellos años).
Kurt convirtió esas palabras en el himno adolescente de los años 90.
Esta canción fue el primer single que se desprendió del álbum “Nevermind”, editado el 10 de Septiembre de 1991, y ocupa hoy el puesto Nº9 en la lista de las ‘500 Mejores Canciones de Todos los Tiempos’ y en el puesto Nº10 de las ‘Mejores Canciones con Guitarra’ de la revista Rolling Stone. También fue elegida como la Nº1 de ‘Las 100 Mejores Canciones de los 90’ según el canal de música VH1. Más allá de las menciones, “Smell Like Teen Spirit” sigue siendo un hit en todo el mundo, aunque el Grunge ya no sea tan popular.
En sus 27 años de vida, más allá de convertirse rápidamente en una estrella de rock, Cobain fue terriblemente infeliz. Las drogas y el alcohol fue su fallido intento por escaparle a sus problemas y no lo consiguió. Además de la fama, que siempre odio, tuvo una mujer y una hija por las cuales decidió irse de este mundo para no hacerles mal, según dejó escrito en su nota suicida.
Y fue así como un 5 de Abril de 1994, en Seattle, tomó una escopeta y le puso final a su historia. Ese día el mundo del rock sumaba un miembro más a su “Club 27” (grupo de músicos fallecidos a los 27 años de edad, como Robert Johnson, Brian Jones, Jimi Hendrix, Jim Morrison, Janis Joplin y Amy Winehouse).
Y aún así, la música no lo dejó en el olvido: el disco póstumo, que seguramente está presente en varias colecciones de CD y en los oídos de muchos, fue el Unplugged de MTV grabado por la banda en Noviembre de 1993, en la ciudad de New York y editado en noviembre de 1994.
Con una escenografía sombría -llena de velas y flores- como anticipando la tragedia que se avecinaba en esos días, Kurt dejó ver la profundidad de sus composiciones y sus gustos musicales reflejados en los covers que la banda tocó, entre los cuales el más destacado fue la canción de David Bowie “The Man Who Sold The World”.
Si hoy Kurt estuviera vivo, cumpliría 48 años. Y vaya a saber uno que hubiese sido de Nirvana sin su muerte.
“Es mejor quemarse que apagarse lentamente” dejó escrito en su última carta y tras su partida dejó huérfana a toda una generación sin su música, que por años fue –y seguirá siendo- la banda sonora de su adolescencia.
Hoy, si vas por Aberdeen, hay un cartel en la entrada de la ciudad que dice “Come As You Are” –“Ven tal como eres”- que le hace honor a uno de los clásicos hits de Nirvana.
Pensar que con tan solo un riff de su guitarra y un disparo, este antihéroe que no quería ser héroe de nadie, se convirtió en mito.
Donde quieras que estés, Kurt, gracias por habernos musicalizado la vida…