(por Mónica Gómez)
Cada año recorremos caminos para llegar al encuentro con nuestros seres queridos con motivos de celebrar las fiestas de navidad y fin de año. La excusa es agarrar ruta para aventurarnos a las tan esperadas vacaciones familiares. Preparamos las valijas, cargamos el auto de sueños y sin olvidar el mate damos comienzo a la travesía. Los primos juntos en una cena familiar, jugando sin restricción de edad, organizando pijamadas y construyendo alianzas de fraternidad contra los mayores. La cena se palpita desde temprano. Hace ya unos días se inicia con el preámbulo de lo que será un festín. Vienen y van los tíos con bolsas repletas de algún animal que terminara siendo pieza de la parrilla. Bebidas para el freezer y la casa de los abuelos se enciende de sillas traídas de otras casas. Como si cada futuro comensal se adjudicara un lugar en la larga mesa que solo se hace presente en estas ocasiones.
Las fiestas se presentan así. Pero, ¿cuál es el verdadero motivo de celebración? En mi casa el motivo es encontrarse. Brindar por los que estamos, que no siempre podemos estar. Brindar por los que llegan, por los nuevos. Por el momento presente que se manifiesta en cada uno de nosotros. Porque el amor que nos une, la ocasión alrededor de la comida, por el banquete que se nos ofrece en la mesa. Por la salud que nos mantiene a todos reunidos. El motivo es la familia en el encuentro de todos, y a partir de ese motivo la cocina toma protagonismo, cada uno se acerca a la fiesta en la previa de la ocasión, se vislumbran las fuentes guardadas celosamente para el momento, se desempolvan las copas altas para los brindis perpetuos y la mesa se viste de gala.
El menú es ideado esmeradamente para agasajar a cada comensal, preparando con antelación así el momento sea de disfrute. Planificando los detalles y resguardando la armonía familiar. Nos llenamos de gozo al encontrarnos firmes juntos alrededor de la mesa. Eso sucede en el tiempo de fiesta. La reunión de la familia en torno a la mesa es ancestral, ritual de costumbres que marcaron historias y crearon tradiciones. La comida se sitúa en el frente de batalla y da rienda al espectáculo de los titanes que se encuentran alrededor de ella. Hagamos honor a ese alimento que ponemos con motivo del encuentro. Realicemos preparación que sean de fácil manipulación, frías o calientes dependiendo la estación y que ya se encuentren fraccionadas para que podamos disfrutar de cada plato.
Para que esta época sea ideal prepara en tu menú la receta que no falla nunca, Carne al horno para filetear. Es ideal porque la preparas antes y la servir fría cortada en finas láminas para que cada uno se pueda servir en pancitos estilo chips, acompañada por distintas salsas y aderezos.
Carne al horno para filetear
Necesitas:
- Carne de vaca tipo paleta o bola de lomo
- Limón
- Ajo
- Comino
- Romero
- Vino blanco
- Caldo de verdura
- Salsa inglesa
- Sal y pimienta
- Verduras varias (cebolla, morrón, zanahorias, apio)
Procedimiento: colocar la carne con o sin hueso en una asadera profunda, condimentarla y agregar las verduras junto al vino, la salsa inglesa y al caldo. Tapar con aluminio y cocinarlo en horno bajo por 5 horas. Dependiendo del peso de la pieza de carne es en función del tiempo que va a estar en el horno, aun así la tiene que llegar a cortarse con cuchara para saber que está en el punto ideal para preparar los sándwich.
