El pibe nuevejuliense Francisco Panasiuk, que vive, juega y aprende en Chivilcoy, fue campeón de un torneo de básquet 3 por 3 en Oruro, Bolivia. (Por: Guillermo Blanco)
Lejos de los habituales centros del deporte competitivo, pero cerca de la América profunda que acaba de dar un grito más de libertad con la reelección de Evo Morales, fue un torneo juvenil de basquetbol el que brindo otra muestra de unión. Acaso por eso llegó a San Lorenzo de Chivilcoy la invitación para subir a los 3.966 metros sobre el nivel del mar donde se enclava Oruro, y compartir un torneo relámpago 3 por 3, para sub 17 y sub 19. Y ahí uno se lo imagina respirando hondo, profundo, al pibe nuevejuliense Fransico Panasiuk, quien con 15 años decidió tener un presente mejor en el aprendizaje y viajó a la ciudad boliviana del departamento de Cercado (región suboriental, 260.000 habitantes) como pieza del equipo menor.
“Claro que tuvimos algunas dificultades en la respiración –reitera durante la charla-. Pero nada supera la experiencia, el aprendizaje, el jugar a 4.000 metros compartiendo dos días con 250 chicos de la misma edad y distintos lugares”, analiza “Pancho” desde su 1,95 y con una proyección que puede ser más exacta si realiza una evaluación específica en el CeNARD.
El torneo fue realizado por el Club Nacional local, que hace dos años fue campeón nacional con un técnico argentino, Víctor del Bacha. Fueron La Salle, de Tarija, y otros equipos regionales. Si bien el básquet no es fuerte en Bolivia y suelen recurrir a extranjeros como los cubanos Reynaldo García y Marvin Cairo, fundamentales en aquel logro, buscan crecer. Y de ahí este tipo de encuentros, dentro de una Asociación que suma 100 clubes.
“Juegan bien, se nota que quieren mejorar-, aporta Panasiuk, quien viajó con su padre, igual que otros integrantes, como los primos chivilcoyanos Tomás y Agustín Mesplet. “El sábado nos adaptamos y el domingo ganamos por doble eliminación, en ambas categorías.
Y cuenta sobre su presente y el encuentro con Juan “Pipa” Gutiérrez en 9 de Julio, el Día de la madre. “Este año tuve progreso importante, desde que me fui a vivir a Chivilcoy en diciembre pasado. Estoy cómodo, me tratan bien. Se lo conté a “Pipa” en su casa. Y te agradezco por el contacto que me hiciste con él–afirma con una educación familiar que lo va a ayudar tanto-. Me firmó una bandera del Mundial, faltaban él, Delfino y Ginóbili, porque no pudieron ir. Y me preguntó por la posición, por mi altura, me contó que estaba haciendo natación y gimnasia por su lesión. Tenía cita a las 11 y me levanté a las 7”, sonríe.
A los pocos días iba a Chivilcoy y en la estación de micros local se encontró con otro nuevejuliense, Paniagua, quien volvía a Buenos Aires, donde juega en Obras Sanitarias: “Camilo me contó que a él le hicieron esa radiografía para calcular la altura que podés llegar a tener”. Ya anda por esas alturas, se presume que va a superar los dos metros, pero no se tienta. “Pienso terminar sexto año en el 2015 y seguir creciendo. Soy feliz así”, remarca. En febrero era citado para un campus en el CENARD entre 30 sub 15 de todo el país. A mediados de año jugó para Junín un torneo en Mar del Plata. Hoy viaja a Bolivia y vuelve campeón. Demasiado presente como para preocuparse por un futuro que por otra parte ya está entrando por el aro.
“Estuve con Pipa en su casa. Me levanté a las 7, debía ir a las 11, como me habías dicho vos. Le llevé bandera del Mundial, me faltaban él, Delfino y Ginóbili para firmar, porque no jugaron en España. Hablamos de su lesión, que hace natación y gimnasia. No sabía qué preguntarle. Al final me preguntó él, por la posición en la cancha, por la evolución de la altura. Justo me encontré en la estación de micros con Paniagua, hablamos del test que se hace en el Cenard. A Camilo le hicieron radiografía para poder calcular crecimiento.
Profes Joaquín Giorello y Gustavo Benedetti. Buen trato, saben mucho. Quiero llegar bien a fines del 2015.
Termino 5to. año, haré el sexto y me viene bien seguir en Chivilcoy.
Haber nacido enero (el 9) lo ayuda. Es clase 99.