(Por Mónica Gómez) En cada estación, las frutas desbordan desde los árboles, manzana,pera, ciruelas o membrillos brotan en demasía y son presa fácil para pájaros que encuentran allí un deleite seguro. La gran cantidad de coles y hortalizas se esparcen por el suelo de manera que tape el color cobrizo de la tierra en otoño. Es en ese momento donde debemos sacar beneficio de todo lo que por error tendemos a creer que son sobrantes. Permitirnos o permitir que lo que creemos que no vamos a consumir fresco, otros lo aprovechen. Prolongar la vitalidad de cada alimento de una forma sana y natural es una mejor opción. Ya desde nuestros antepasados las conservas tomaban un rol protagónico en la vida diaria. Era uno de los pocos métodos de conservación de los alimentos que se utilizaba para extender su uso a lo largo de las épocas que no estaban las frutas en temporada.
La utilización de las conservas en ese tiempo era imprescindible para la economía hogareña, las mujeres estaban destinadas a esta actividad, la producción de esas conservas o escabeches se almacenaba en guardillas o despensas donde se mantenían frescas y a oscura para procurar la buena conservación. Con el tiempo y con la llegada de variados medios para mantener, preservar y racionar los productos de estación, este método se vio en total decline. Tal vez hoy se mantenga esta práctica como un memorativo a esas abuelas cociendo en grandes ollas las frutas. Recreando las alacenas llenas de frascos con ajíes y pickles, y remembrando escabeches de los anímales que habían sido parte de una gran casería. Las conservas jaleas y mermeladas te trasportan a esos tiempos, a nuestras abuelas en la cocina, a la concientización de los recursos y al total aprovechamiento de los productos de estación.
Poco conozco de esa época, tal vez un recetario de conservas de la vieja Tapaco, es la que me conlleva a descubrir la mística de las conservas. Hoy las pocas que realizo son las que prefieren los miembros de mi familia. Obviando las frutas y verduras en estación, las elaboro por gusto, por mantener la tradición de este proceso y para trasmitir las usanzas que no debemos dejar pasar.
Nada dá más amor que un frasco de mermeladas casera. Hecha por alguien que te quiere, la sensación de abrir el dulce y descubrir el aroma de frutas con canela, clavo olor o anís, es un despertar en todos los sentidos. Saber que las manos que prepararon esa conserva son un manifiesto de amor.
Demuestra todo tu amor preparando esta receta de Membrillos en conservas.
Necesitas
- Membrillos 1 kg
- Azúcar 750 gr
- Agua 1 litro
- Jugo de 2 limones
- Canela
- Cascara de naranja
Procedimiento:
Pelar los membrillos y sacar el centro. Cortarlos en cuartos y dejarlos en remojo en agua y el jugo de los limones. Con los centros y las cascaras disponerlos en una olla junto con el litro de agua y el azúcar. Llevar a cocción por 30 minutos hasta formar un almíbar. Retirar y colar. Volver a cocinar el almíbar con los cuartos de membrillos a fuego medio hasta que tome color rojizo. Debe tardar aproximado 40 minutos. Rellenar en caliente los frasco esterilizados. Guardar por 3 meses en lugar fresco y seco.