En el paradigma de una economía más sostenible y eficiente se alzan conceptos como el de la bioeconomía. Pero ¿de qué se trata exactamente? Es un modelo productivo que utiliza recursos renovables de tierra y mar, y garantiza la protección del medioambiente
Esto es el futuro económico, es la única vía”. Así de rotundo lo confirma a BYZness Ricardo Díaz, químico y catedrático de ingeniería de UDIMA. Los recursos naturales se están agotando, los expertos calculan que en 30 años habrá más de 9.000 millones de habitantes en el planeta. Bioplásticos, biocombustibles y biomateriales pasan por ser la solución ante la escasez de los recursos. En el paradigma de una economía más sostenible y eficiente, baja en emisiones, se alzan conceptos como el de la bioeconomía. Pero ¿qué es exactamente?
Tal y como explica la Comisión Europea, la bioeconomía, cuyo objetivo es producir alimentos, materiales y energía, usa recursos biológicos renovables del mar y la tierra como, por ejemplo, cultivos, bosques o animales. Por su parte, la FAO define este término como “la producción que se basa en la utilización de recursos, procesos y métodos biológicos para proporcionar bienes y servicios sostenibles, teniendo en cuenta algunos factores como la tecnología, la producción sostenible y la integración entre agricultura, salud e industria”.
Para el químico Ricardo Díaz, la bioeconomía constituye “una forma más de hablar de la economía circular, que se basa en que el ciclo económico productivo tenga algún eslabón intermedio entre los procesos donde haya cualquier proceso biotecnológico”.
¿Su objetivo? Conseguir una economía que ajuste la demanda de agricultura y pesca sostenibles y el uso de los recursos para fines industriales. Distintas iniciativas europeas, como Horizonte 2020, la Política Agraria Común o Blue Growth también incluyen entre sus filas enfoques sobre bioeconomía.
LOS DESAFÍOS DE LA BIOECONOMÍA
Gestionar de forma sostenible los recursos, asegurar la seguridad alimentaria… son muchos los retos futuros a los que nos enfrentamos. “Los recursos no son inagotables y la producción de bienes materiales y de energía dentro de la economía de las sociedades debe estar sujeto a los ciclos de la vida en la tierra para no producir un desequilibrio inestable”, afirma Díaz, por lo que los desafíos que plantea la bioeconomía “son enormes”, pues presenta un cambio de paradigma.
“Tres son los pilares fundamentales que se deben atacar de inmediato”, recalca Ricardo Díaz: por un lado, la energía, ya que es fundamental que empecemos a generar y almacenar energías limpias en unidades suficientemente grandes; por otro lado, el agua, que es un recurso escaso, y en último lugar, los residuos, porque las sociedades modernas se han convertido en “transformadoras ciclópeas de la materia y estamos constantemente generando residuos”. El problema de los residuos es que somos dependientes de esta generación y “no somos capaces de mantener una producción industrial y una calidad de vida que no vaya asociada a la generación de residuos (sólidos, líquidos y gaseosos)”, indica Díaz.
En este sentido, este químico aboga por acatar el problema de la generación de residuos mediante dos vías: en primer lugar, la reducción de los materiales a través de reingeniería desde el punto de vista biotecnológico, generando materiales biodegradables, pero sin olvidar lo que ya está en los mares, convirtiendo esos residuos en una fuente de materia prima y ecoempleo.
“Hay muchos procesos industriales a día de hoy que podrían aprovecharse de esos residuos; tenemos la tecnología, pero falta fundamentalmente voluntad política”, reivindica Ricardo Díaz, y recalca: “Hace falta inversión en I+D, ganas y compromiso real”