Las últimas dos décadas han protagonizado el crecimiento casi ininterrumpido de producción, consumo y stocks de materias primas, al menos los tres granos principales, trigo, soja y maíz, vienen ganando millones de toneladas año a año. Todo mercado tiene su etapa de crecimiento, desarrollo y caída, pero… en el mercado de los alimentos, con una población creciente y demandante ¿es posible que el mercado de granos caiga y deje de ser negocio?
La tecnología permitió saltos productivos que ha refutado las hipótesis de los analistas más apocalípticos, quienes vaticinaban un mundo sin alimentos suficientes, ante un desproporcionado crecimiento de la población, versus el crecimiento productivo. Sin embargo, estos saltos productivos no fueron gratuitos, todo tiene un costo monetario, ambiental y sanitario. Así llegamos a este 2019, que nos trae de las narices como espectadores de la novela de los Presidentes Donald Trump y Xi Jinping, en un simple reduccionismo, de tan complejo sistema agro industrial.
- Los costos productivos, tecnología mediante, suben año a año, la necesidad de precisar seguimientos lote a lote, monitoreos y controles oportunos, se enfrentan a la disponibilidad de recursos humanos capacitados, de maquinarias disponibles, etc.
- Los rendimientos también crecen año a año, y con ellos también los problemas de situaciones climáticas extremas, cada vez con mayor frecuencia, los problemas de plagas que desarrollan resistencias, etc.
- Los precios presionan a la baja, en un mundo que cada año aumenta sus stocks de cereales, y una demanda que especula y sabe cuándo y cómo comprar, para mover la aguja del mercado lo menos posible.
- Finalmente, con altos costos, altos rendimientos y bajos precios, los márgenesquedan en la cuerda floja, con un rango muy delgado para pasar de positivo a negativo. Así la sensibilidad del margen, está más sensible que nunca.
Planteo: Si nos paramos sobre nuestros costos directos (implantación, comercialización, cosecha y alquileres), los confrontamos con rendimientos potenciales y los precios ofrecidos a cosecha, en el caso de soja y maíz, y el disponible en el caso del trigo, podemos ver los márgenes que hoy podríamos lograr en caso de cerrar precio.
Solo a modo de ejemplo veamos tres gráficos, que resumen los costos directos de estos cultivos, para un modelo productivo del Sur de Santa Fe bajo alquiler en 16 qq/ha de soja, con costos de comercialización a 120 kms del puerto.
En los gráficos se observan los qq/ha de margen bruto, considerando la soja mayo 2019 a U$S 241/TN, el maíz abril 2019 U$S 140/TN, y el trigo disponible a U$S 190/TN, según los rendimientos propuestos para esta zona, 40 qq/ha de soja de primera, 95 qq/ha de maíz temprano y 40 qq/ha de trigo.
Puede decirse que, a los precios actuales, considerando estos rendimientos y cercanía a puerto, tenemos márgenes brutos positivos, que representan el 10% del ingreso bruto en soja de primera, el 10% en trigo y el 7% en maíz.
Se reitera que estos gráficos son una simplificación de la realidad, y solo muestran una forma simple en la que cada uno podría visualizar sus costos e ingresos brutos esperados. Pero prosigamos en el análisis, para responder al interrogante fundamental de este informe ¿cuál es el límite a la baja de precios, según nuestros costos, y no según las expectativas del mercado?
Si el precio de los granos siguiera bajando, por ejemplo, un 5% respecto al precio disponible actual en trigo, y de cosecha en soja (mayo) y maíz (abril), estaríamos en un valor de aproximadamente U$S 180/TN en trigo, U$S 230/TN en soja, y U$S 133/TN en maíz. ¿Qué pasa con los márgenes a esos precios? ¿Cuánto más podrían bajar los precios, sin poner en rojo nuestros márgenes?
La semana pasada vimos que las fluctuaciones de precios de soja, maíz y trigo, desde julio 2018 hasta ahora, fueron de 20% en soja, 18% en maíz y 33% en trigo ¿cuán resistente es nuestro margen a este nivel de fluctuación? ¿Cuán grande es el aumento de costos y cuán lento es el aumento de rendimientos para enfrentar las fluctuaciones de precios?
Todas estas preguntas deben llevarnos a repensar el nivel de gestión de cada empresa agropecuaria, dado que no es suficiente la búsqueda incesante de recortar costos y maximizar rendimientos, ya que a la vuelta de una aplicación más, o una lluvia menos, tenemos suba de costos y/o bajas de rendimientos, que no toleran un recorte de precios en el resultado final.
Por último, re direccionar nuestros esfuerzos en mejorar la gestión de la empresa agrícola, nos dará la oportunidad de repensar el nivel de nuestros agro negocios, la sustentabilidad en el mediano plazo, y el horizonte hacia el que debe encaminarse, si queremos perseverar en ellos.
Si nuestro horizonte solo se dirige hacia mayores rendimientos, recordemos que es el crecimiento acelerado de ellos a nivel global el que lleva a la baja de precios internacionales, dado que la demanda aumenta en menor medida que la producción.
Conclusiones: El mercado nos cuenta que no hay entusiasmo por elevar los precios, que hay mucho volumen en los almacenes del mundo, y a campo esperando ser cosechado en breve. Nuestros números nos cuentan que no tenemos mucho margen económico ni financiero para darnos el lujo de especular. Repasemos nuestro presupuesto 18/19, los precios que se ofrecen a cosecha, y pongamos a la vista las alternativas comerciales disponibles, para cubrir nuestras ventas futuras de mayores bajas de precios, usando opciones para dar flexibilidad a la suba.
Posiblemente el mercado de agro alimentos no deje de ser negocio nunca, pero la evolución del mismo nos exige estar a la altura de las circunstancias, para no quedar afuera por falta de conocimiento y análisis de nuestros límites, para la toma de decisiones comerciales.
En resumen, pongamos límite a la baja tranquera adentro, preparados para enfrentar las fluctuaciones del mercado, que sigue su curso tranquera afuera.
Ing. Agr. Marianela De Emilio
INTA Las Rosas