La educación es un pilar fundamental en la vida de cada persona desde lo individual y desde lo colectivo, no solo como una vía hacia una mejor calidad de vida y nivel cultural, sino también como un componente de progreso social para toda su familia.
Pero esa educación debe ser real, formadora y trasformadora, no solo se trata de tener un certificado que diga que aprobó o completó el curso sino que implica un compromiso conjunto mayor por parte del sistema.
Por ello resulta necesario comenzar a plantearnos qué tipo de escuela y de docentes necesitamos hoy para poder formar a estos ciudadanos que por lo general tienen un futuro incierto y cambiante, pero que sin duda exigirá competencias propias de una vida tecnológica, cuya sociedad, el mundo laboral y el académico le pedirán mucho más que un certificado de secundario completo.
Para poder lograrlo debemos trazar un horizonte de formación integral, confiando en que si todos hoy ponemos nuestro mejor esfuerzo, los alumnos serán capaces de formarse con las mejores herramientas.
Pero no podemos encarar ninguna de estas transformaciones de fondo en un escenario donde ni siquiera se dictan clases. No podemos dar el siguiente paso si nunca sabemos a comenzar cada ciclo lectivo si al menos los chicos van a poder ir a la escuela o no.
Desde la Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires se está trabajando en variadas opciones para los distintos niveles y modalidades, enfocados en orientaciones que hacen a las características de cada lugar, siempre fomentando la inclusión educativa desde diferentes miradas y objetivos.
Hubo una época en la Argentina en que pudimos terminar con el analfabetismo, donde se tomaron lineamientos nacionales, y se hizo todo lo que se debía hacer para que esos hijos de inmigrantes analfabetos pudieran ser “médicos, abogados”. No fue solo una frase más de la afamada obra popular “mi hijo el doctor” alguna vez fuimos un modelo a seguir para América y el mundo.
También hubo una época en la que daba lo mismo si un alumno sabía o no sabía, daba lo mismo si estudiaba o no lo hacía, los medios de comunicación mostraban que se podía ser fácilmente famoso casi sin ningún esfuerzo. Hubo una época en la que se pasaba de año sin y hoy estamos pagando los costos de esos errores.
Hoy tenemos alumnos desmotivados que no ven un horizonte porque no están viendo aun que es necesario el esfuerzo y el trabajo diario para tener un destino, un futuro, un presente mejor y que ese camino no es fácil, pero que es el que lo lleva a un verdadero progreso. Esa es responsabilidad nuestra hoy.
Una sociedad no puede mejorar con intentos aislados, los grandes cambios necesitan de la colaboración del conjunto del sistema educativo.
Pero para poder lograr ese cambio y para poder tener una mejor educación, donde los alumnos estén motivos, los docentes y toda la comunidad educativa este trabajando por superarse, cada uno debe asumir el compromiso de poner a la educación como prioridad.
Para ello, el estado diseña programas y objetivos, los docentes lo llevan a cabo, los alumnos son las células activas y pasivas que reciben insumos, las familias un factor fundamental que contribuyen a la continuidad de esa educación, la sociedad que participa generando valores educativo, los gremios controlan ese funcionamiento y la buena comunicación logrando que cada uno asumas su rol, generando un circulo virtuoso educativo que hace que todos seamos parte, aportemos y mejoremos el sistema.
Ninguna época ha sido fácil. Hace 100 años no era fácil, pero hubo personas que engrandecieron a este país. Esa generación dio como resultado de esa escuela pública, laica y gratuita, de la que salieron grandes profesionales como Milstein, Favaloro o Raúl Alfonsín.
Por eso hoy queremos trazar un nuevo camino y pasar a la historia siendo los responsables que logre dentro de 10 o 20 años, una nueva generación de ciudadanos, personas de ciencia, tecnología, cultura, e innovación, que impulsen a nuestra sociedad a la punta de la pirámide del desarrollo.
El 6 de marzo vamos a estar todos en clase pero también a lo largo de todo el año, vamos a estar haciendo lo que hay que hacer. Cada uno en la tarea que le corresponde, los docentes enseñando, los alumnos aprendiendo, y la comunidad educativa en su conjunto apoyando el avance del proceso educativo. Que no es nada más y nada menos que el avance de la sociedad en su conjunto.
*Nota de opinión escrita por el diputado provincial, Emiliano Balbín.