Es una de las “figuras” más importantes en la postal productiva de nuestro país. ¿Cómo estamos “rankeados” a nivel mundial? ¿Cómo impacta nuestra producción? Los números de lo que significa este grano para el país.
Según un estudio de FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina), Argentina es el 4º productor mundial de maíz. Este dato ubica a nuestro país dentro del ranking de los grandes proveedores de este grano, después de potencias como Estados Unidos en primer lugar, China en el segundo y Brasil en tercer puesto. La investigación de FADA “Maíz 360º, Análisis de Argentina y el mundo”, revela cifras y profundiza sobre las distintas facetas del maíz a nivel nacional e internacional.
En los últimos tres años la producción mundial de maíz alcanzó más de mil millones de toneladas y 1 de cada 3 toneladas de cereales comercializadas en el mundo son de maíz, “lo cual significa que es trabajo argentino posicionado en los primeros lugares del mundo, con un cereal que no sólo se utiliza como grano sino que tiene variadas posibilidades de agregado de valor, es una de nuestras estrellas de mayor producción”, explica Natalia Ariño, investigadora de FADA.
También del informe se desprende que Argentina es el 3º exportador a nivel mundial, con casi el 16% de las toneladas exportadas, sobre la base del promedio de las tres últimas campañas.
En el promedio de los últimos tres años, la producción mundial de maíz alcanzó las 1.025 millones de toneladas, y se estima que para la próxima aumentará el volumen producido y también el consumo. Según FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) el consumo mundial de maíz se expandiría en un 1,5% promedio anual, aumentaría a 1.134 millones de toneladas en la campaña 2022/23, es decir, unos 82 millones de toneladas más que en 2017/2018.
En relación a los países compradores, el maíz llega a una importante cantidad de destinos, de los cuales se destaca Asia Oriental, quien compra en promedio 32 millones de toneladas anuales, desde países como China, Corea y Japón. Nicolle Pisani Claro, investigadora de FADA, destaca que “de este análisis surge un dato curioso, el principal comprador de nuestro país desde el 2015 es Vietnam que en los últimos años pegó un gran salto ya que creció más de siete veces el volumen comercializado en los últimos años. Este incremento de las compras de Vietnam significa para el país nuevas exportaciones anuales de 634 millones de dólares.
Siguiendo con el informe FADA, un problemática preocupante: si para llegar al destino se utilizan el flete terrestre y marítimo, cerca de un tercio del valor de la tonelada de maíz se la lleva el costo de los fletes, ya que representa cada uno de ellos, entre el 15% y el 20% de su valor FOB. David Miazzo, economista jefe de FADA que “para cualquier producto los costos de flete son una importante variable de competitividad, y en el caso del maíz es aún más central, ya que se transporta mucho volumen pero a un valor relativamente bajo por tonelada”.
Miazzo señala que «el maíz es un cultivo de importancia significativa en la matriz productiva del país. Por un lado, genera un efecto multiplicador a través de sus cadenas derivadas de agregado de valor que generan inversiones y empleo en todo el país. Por otro, es un cultivo que mejora la rotación agrícola, aportando carbono al suelo y consumiendo más agua por hectárea, característica clave ante situaciones de inundaciones como las que se viven con frecuencia en el país.»
Siguiendo con los factores de competitividad, otro relevante son los acuerdos comerciales y los aranceles, tanto para el maíz como para productos derivados como los lácteos o las carnes, mientras más acceso y menos aranceles, mejores oportunidades de exportar productos de mayor valor agregado”
Propuestas
Con el objetivo de potenciar las cadenas maiceras, en el documento “Maíz 360°, de lo internacional a lo local”, FADA propone una serie de políticas nacionales, provinciales y municipales que permitan impulsar el agregado de valor, las inversiones y la generación de empleo en el interior productivo del país.
Las propuestas nacionales van desde incentivar un mayor uso de fertilizantes mediante medidas fiscales, a generar líneas de crédito a valor producto para las cadenas cárnicas y lechera. También propone aumentar el corte con bioetanol, eliminar los derechos de exportación y promover las inversiones en las cadenas maiceras con un régimen de amortizaciones aceleradas.
En términos provinciales, implementar programas de buenas prácticas como el de la Provincia de Córdoba, aplicar políticas provinciales de biocombustibles y crear mesas regionales de integración de la comunidad agroalimentaria para generar sinergias entre los diversos actores privados, institucionales y gubernamentales. También recomienda un trabajo conjunto entre las instituciones y los gobiernos provinciales para realizar y difundir análisis sectoriales.