(Por Monica Gomez)
Argentina hermoso crisol de razas. Esta mezcla de inmigrantes ha hecho que nuestra cultura sea tan extensa como el territorio. Los inmigrantes llegaban y se asentaban en las zonas más similares a los lugares de desarraigo y así las colonias que formaban adaptaban las siembras nuevas, semejantes a las de sus orígenes.
El país se fundó bajo los cimientos de muchos inmigrantes que fomentaron y trabajaron una industria que supo alimentar al mundo. Impulsaron su cultura de labor y esfuerzo, dando el comienzo a la fusión de la cocina, creando una nueva tradición gastronómica bajo la impronta de nuestro país. Esa nueva cocina nació con diversas raíces culinarias que se creó con la esencia de esos españoles, alemanes, italianos, libaneses y tantos que llegaron a nuestro país como tierra de futuro.
Las recetas heredadas que se pasan en cuadernos amarillos por el paso del tiempo y escritos de puño y letra, son las que nos mantienen fuerte en ese legado cultural. Todas las raíces tienen en particular un alimento que es común y que está presente desde los tiempos más remotos, el pan.
El Pan es el alimento madre de la dieta en su gran mayoría de los que llegaron a hacer patria en una nación floreciente. Base de nuestra cocina, paso por muchas etapas, desde ser la representación gráfica del hogar. Por la calidez que simboliza al estar en medio de la mesa diaria, a ser demonizado por muchos por su gran concentración de harina perjudicial para mantener una dieta equilibrada y saludable. Pero que hay de cierto en eso?
Al empezar un curso de panadería descubrí ese mundo de harinas y amasijos que me enamoro. Lo primero que me cautivó fue el olor que brota de los hornos llenos de bollos de pan que se cocinan, luego de un dedicado tiempo de amasado. Eso sin duda remonta a cualquiera de nosotros al olor a hogar. Recordar a esas abuelas, inmigrantes que cocían el pan en horno de barro a la mañana temprano para alimentar a la familia.
La profesora, mujer de fe, nos recibió y formo en nosotros una especie de familia que ella impulsa con su gran calidez y carisma de matriarcado. Creo de un espacio de aprendizaje un lugar con olor a hogar. Ella aprendió a elaborar el pan de la mano de sus abuelas, provenientes de culturas europeas. Aún siendo maestra de vocación innata, no sé si alguna vez habrá creído que el pan que aprendió a amasar desde chica, era el que un día en época de crisis le iba a dar el empuje para salir adelante cargando a su familia al hombro.
Aprendí de ella a querer el oficio del fruto de nuestras manos, símbolo de unión, de fuerza sacrificio y de labor. El pan, alimento noble y tan lleno de virtudes, es sinónimo de la personalidad de esta distinguida mujer. Intento amasar para los que amo. Y a hacerlo con pasión.
Algún día seré una gran panadera, una gran profesora y una gran mujer tal como ella. La receta de hoy es el pan casero de Patricia.
Pan casero
Ingredientes
- 1 kg. de harina
- 100 cc. De aceite
- 3 cucharaditas de sal (20 gr.)
- 1 cda. De azúcar
- 50 gr. De levadura
- 600 cc de agua tibia
Mezclar el azúcar con la levadura y el agua tibia, hacer el fermento y mientras tanto sobre la mesada o el un bowl grande prepara la harina con la sal, mezclarla para que la sal no entre en contacto directo con el fermento. Agregar el aceite y por último el agua con la levadura. Amasar por 10 minutos hasta lograr una masa uniforme y lisa, dejar descansar tapada con film. Cortar la masa en 2 y bollar, disponer en la placa enmantecada y enharinar por la parte superior cada bollo y realizarle cortes. Dejar leudar hasta que duplique su tamaño y llevar a horno por 1 hora y media.
Aprende a hacer Pan, la primera vez que lo realices te va a llenar de felicidad. Amasar hace bien al alma y al corazón de los que amas.