Comenzamos con la estación de los cumpleaños en mi familia y junto con el frioque llego para quedarse, todo lo bello que viene con él se aprovechan al máximo. Las caminatas por el campo con el abrigo del sol, tazas de té a media mañana para calentar el alma, lecturas en las tardes de finde semanas. Las tempranas caídas del sol con colores rojizos que se posa en la ventana. Todo me muestra que el invierno llego y que con él llegan las verdulerías llenas de cítricos.
Las frutas predilectas en casa son las mandarinas.Por preferencias son las principales en adquirir.Viene de provincias en donde viví así que con amor me recuerdan a esoslugares.Aunque las correntinas son mis favoritas, con una mezcla de reminiscencia familiar y de arraigo, las correntinas o caras sucias son las que me transportan con añoranza a buenos momentos, y es allí, en la tierra de mi familia materna y la en la cual nació mi hija menor, en donde alguna vez me dijeron “la mandarina se come al sol”. No es usual poner en prácticadicho consejo, algo que debería poder hacerse sin prejuicios. Créanme que lo hice y es muy placentero, disfrutarlas al bajo el sol, tal vez suena loco, pero tendríamos que tomarnos más tiempo para planear un domingo en donde las tardes nos regala rayos de luz, poner una manta sobre elpasto y con una fuente llena de mandarinas, deleitarnos en familia.
El recuerdo de la experiencia va a ser inolvidable y con certeza les digo que cada uno de los que participedel encuentro, cada vez que en invierno lleguen las mandarinas e inunden con su olor, indudablemente los va a remontar a ese grato momento.
La comida, es un conjunto de sentidos y cada vez que alguien la pone en práctica, genera en el otro una un cumulo de emociones que con el tiempo se transforman en remembranzas que dan origen a esa herencia gastronómica que tenemos que inculcar.
Trato de construir en mis hijas esa herencia, demostrarles lo lindo que es saber que el alimento con el que esta preparada su comida tiene historia, tiene tradición, tiene una gran cultura. Productores de una tierra que pelean día a día para brindar un producto que, aunque sea una mandarina, pueda ser también una generadora de grandes momentos y de grandes recuerdos.
Para aquel que no se anime a la mandarina al sol les ofrezco un rico budín de mandarinas, sumamente fácil, económico y muy nutritivo. Lo novedoso es que utilizamos toda la mandarina. Queda super húmedo y se los recomiendo para estas tardes de frio acompañado por una taza de té.
Budín de Mandarina fácil
Necesitas:
- 1 taza de azúcar (puede ser común o rubia)
- 2 tazas de harina leudante
- 1 pocillo de aceite
- 3 huevos
- 2 cucharadas de miel
- 2 mandarinas medianas
Antes de comenzar lava bien las mandarinas porque las vamos a utilizar con la cascara, córtalas por la mitad para sacarles las semillas, si tuvieran, y así evitas que la preparación quede con gusto amargo, de esta forma vas a poder ver mejor si restiraste todas.
Lista las mandarinas, las agregas en la licuadora o en un vaso de mixer, junto con el azúcar y los huevos. Licúalo todo hasta que la fruta se desintegre. El resultado va a ser una mezcla de color super naranjada.
Pas la mezcla a un bol e incorporarle el aceite, las cucharadas de miel y por último la harina leudante. Integra ayudándote con un batidor, vas a tener una mezcla más liguera que el de un budín normal, no te asustes, es así, es lo que lo va a hacer muy húmedo.
Enmantecar una budinera, te paso un dato, yo le pongo papel manteca y lo enmanteco, eso me da la seguridad de que no se pegue. Verter la mezcla hasta cubrir tres cuartas partes del molde. Cocina en horno precalentado a temperatura moderada por 40 minutos.
Retíralo y déjalo enfriar, yo lo espolvoree con azúcar impalpable y ya no tenes excusa para saborear las mandarinas al sol.