(Por Agustín Ponissi / Entrenador nacional de básquet / @agus.ponissi)
Conversación entre dos argentinos en un bar de cualquier ciudad de la Argentina:
- Es que vos no entendés, el pibe ARRUGA. ¿No te das cuenta de que no canta el himno?
- Aparte no corre, se mueve en la cancha, pero no corre. Dale pibe, yo en tu lugar dejo todo, me tiro al piso, me mato por la camiseta.
- Este pibe de verdad es un pecho frio.
Claro, tiene razón. El mejor jugador del futbol mundial es un pecho frío. Porque en un deporte grupal donde juegan 11 contra 11, él no logra hacer una jugada mágica para ganar el partido, porque no mete tres goles en una final. Porque él no nos sacó campeones del mundo. Cuando me pongo a pensar en estas personas que critican a Messi (o cualquier jugador líder de un deporte) salen muchas cosas de mi cabeza, pero seguramente todo el que lo critica no pudo lograr nada de lo que se propusieron en su vida, no pudieron cumplir ninguno de sus objetivos.
Seguro que lo hace sentado con la camisa blanca, bien apretada por el exceso de peso, y la corbata desalineada mientras juega con la celda del Excel para que el tiempo se pase dentro de una vida llena de finales y mundiales jugados en la oficina. O aquel que dice “este pibe es un cagón” tiene todas las ganas de dejar a esa pareja que hace años no lo hace feliz pero que “por los chicos” no se anima a irse de su casa. Ya lo veo al que dice que Messi no tiene huevos cuando algún análisis de salud le da mal se le vienen encima todos los domingos que no fue a misa porque tiene miedo de que la vida se le acorte, pero claro, el pibe que tuvo varias operaciones de chico para poder crecer como una persona normal no se la banca ni un poquito.
Los argentinos en su generalidad tenemos una excelente capacidad para destruir todo aquello que nos representa de manera respetable ante el mundo. Siempre valoramos a los Maradona por sobre los Messi, ese afán de aplaudir al dios gordo y drogadicto porque ganó una copa del mundo junto con diez jugadores más haciendo trampa. Cuando Messi erra un gol o no canta el himno nos recordamos a los gritos que era mejor que de una vez se nacionalice español, pero cuando Maradona sale a insultar a sus mujeres o no reconocer algún hijo que procreó en alguna relación esporádica lo justificamos, porque “el Diego es el Diego”.
¿En que cabeza cabe despotricar o tomar postura sobre lo que Messi (o cualquier otro jugador) hace o no hace si ni siquiera nosotros le pagamos el sueldo? Nos encargamos de estar atentos a los errores del delantero de turno en la selección, pero a los políticos (a los que sí le pagamos el sueldo) cuando nos meten la mano en el bolsillo nadie sale a criticar de ninguna manera. ¿Es rara la sociedad que tenemos no?
¿Desde qué lugar nosotros criticamos a un pibe que ganó todo a nivel club y que a nivel selección lideró a su país a una final del mundo y dos finales en copa América? Pero nosotros queremos ser campeones y todo aquel que no nos lleve a eso es un pecho frío. Desde tu silla o mientras comes un asado o tomas una cerveza con tus amigos, ¿desde ahí le vas a decir a Messi que es un pecho frío? Me gustaría vernos a cada uno de nosotros en esa situación a ver que tan bien lo haríamos, o mejor aún, me gustaría vernos a cada uno de nosotros en el lugar de Messi que todavía no logró salir campeón del mundo y es un pecho frío.
Messi cometió un solo error: aferrarse a un país que no lo supo valorar desde el principio. Nos gastamos la energía criticando al tipo mundialmente más importante solo porque nosotros queremos ser como él y nunca lo vamos a poder lograr. Esa envidia que nos quema la cabeza y nos hace largar la porquería de la crítica desde el anonimato de una red social no nos deja disfrutarlo, enamorarse de su talento y su capacidad para generar el buen futbol.
Deberíamos estar agradecidos todos nosotros, antes de que llegara Messi, el máximo exponente en la historia del deporte era Maradona. Pero si lo pensamos un poco más ahí debe estar la clave de todo lo que pasa. Leonel no representa al argentino, quien lo representa en pinta es Diego. Por eso Diego es Dios y Messi es un pecho frío. Porque nosotros somos así, somos ventajeros y tramposos, no somos una sociedad sana y nos cuesta mucho reconocer a nuestros hijos: como nos pasó con Messi.
En este mundial no esperemos nada de él, porque él a nosotros no nos debe nada. Somos nosotros quienes debemos rendirle el respeto y la admiración que merece por representar nuestro país de la manera mas profesional. Cuando erre un gol acordémonos que el juega un Mundial en sus días libres mientras vos elegís irte a la costa a ver los lobos marinos. Si no trae la copa, si no nos saca campeones del mundo, nunca te olvides que lo mas cerca que estuvimos de ganarla fue gracias a EL.