Obispo de Santo Domingo en Nueve de Julio, Domingo de Ramos, 25 de marzo de 2018. Catedral de Nueve de Julio.
«Hoy celebramos el Domingo de Ramos, día con el que comenzamos a transitar, con toda la Iglesia, las fiestas más significativas para nuestra fe: La Semana Santa.
Antes que nada los quisiera invitar a llevar este ramo de olivos para colocarlo en el crucifijo de sus hogares. Como ustedes saben, no se trata de un amuleto de la buena suerte sino de un signo de que reconocemos a Cristo crucificado como nuestro rey. En efecto, Jesús no reina desde un cómodo y suntuoso trono sino desde el madero de la cruz. Como ven en la inscripción INRI que está sobre la cruz, allí dice: éste es el rey. Por eso cuando estén sufriendo un momento difícil a raíz de la enfermedad o la pérdida de un ser querido, de la traición o la soledad, de la pobreza o la injusticia, miren y recuerden que Cristo nos enseña que a través de la cruz llegamos a la vida.
Es mi sincero deseo que durante esta Semana Santa todos podamos renovar esa esperanza para cargar nuestras cruces con esta profunda fe. Porque sabemos, que si cargamos nuestras cruces solos, su peso nos aplasta en la tristeza, en el desaliento y en la absoluta desolación. En cambio, cuando lo hacemos junto al Señor, la llevamos con esperanza, sabiendo que es fuente de vida y salvación.
La cruz para nosotros no es signo de muerte sino de vida. Por eso en esta fiesta, que coincide con la jornada mundial del Niño por Nacer, queremos decir al mundo entero que Toda Vida Vale. Nosotros que hemos elevado nuestras palmas debemos ser capaces de cuidar y de defender la vida.
Queridos hermanos, se han inventando relatos y argumentos mentirosos que nos quieren hacer creer que el aborto y el matar a los inocentes es para exaltar los derechos de la mujer. Ustedes saben tan bien como yo, que el aborto es una agresión terrible a la mujer. Por eso nuestra cercanía, nuestro cariño, nuestra comprensión y la misericordia de Dios para todas aquellas mujeres, algunas de ellas quizás aquí presentes, que lo han sufrido.
Que no nos mientan diciendo que es un derecho. El aborto lastima y daña la dignidad de la mujer. Por eso, de manera muy especial rezamos por las mujeres que han sido víctimas de esta violencia y agresión, de este hecho tan doloroso como cruel. Queremos cuidar la vida del niño y de la madre.
De una manera muy especial debemos velar por esos niños indefensos, cuando el vientre materno en lugar de ser el cobijo más seguro, se vuelve un ámbito peligroso y violento.
Esa vida que viene, siempre es un regalo de Dios y nunca es una amenaza. La vida no es un problema, es una solución. Es un don, un regalo, por eso es importante que no permitamos que nos confundan con falsos relatos. Que no nos dejemos embaucar.
Desde gran parte de los medios masivos de comunicación todo el tiempo pretenden adoctrinarnos con sofismas y mentiras en la cultura de la muerte.
Así como el pueblo fue engañado e impulsado para pedir la muerte de Jesús, así, del mismo modo, los poderosos de hoy están pretendiendo confundir incluso a personas bienintencionadas a pedir la muerte de estos “otros cristos”, los niños inocentes por nacer, para llevar adelante sus oscuros intereses.
Pidamos especialmente al Señor que al llevar hoy este ramo a nuestros hogares nos comprometamos a cuidar la vida. Sin ideologías ni de derechas ni de izquierdas, sino simplemente en defensa de la vida de los niños y de las madres, de los ancianos y de los enfermos, de los adolescentes y los jóvenes, de los pobres y los marginados. Ninguna vida está de más, nadie sobra. Que nuestros ramos sean un grito silencioso de que toda vida vale. Que el Señor nos ayude a todos a ser valientes para dar esta buena noticia del Evangelio de la vida.»
+Ariel Torrado Mosconi
Obispo de la Diócesis de 9 de Julio