(Por Lic. Hugo Enrique Merlo/GHS)
Opiniones propias, y realidades propias.
La última semana tuve la oportunidad de viajar muchos km en auto por la Patagonia, en ese periplo atravesé, Buenos Aires, Rio Negro, Neuquén y la Pampa. Dentro de esta bolsa, más de una decenas de ciudades entre ellas, tres capitales, y un montón de pueblos que más o menos importantes, sus emisoras de radio se colaban en el receptor del auto haciéndome compañía.
Por costumbre llevo la radio encendida y voy sintonizando permanentemente cuando pierdo audición, lo que me va formando un panorama de cada localidad que atravieso.
Esta semana coincidió con la apertura de sesiones ordinarias de las legislaturas de las diferentes administraciones. Mi derrotero me permitió escuchar a gobernadores, diputados, senadores y opinionistas en general.
Por lo general el movilero , presentaba al entrevistado informando, el apellido y el partido al que pertenecía, con lo cual se adivinaba la respuesta inmediatamente. En TODOS los casos al igual que en la Administración Nacional, los temas que el Poder Ejecutivo le propone tratar a los legisladores durante el año contaron con la aprobación OBVIA del Oficialismo de cada distrito y desaprobación OBVIA de la oposición.
La mayoría de los argumentos denota que, no solo tienen opiniones diferentes, lógicas de un disenso democrático, si no que perciben una realidad diferente.
Durante la desolación del trayecto, me surgió una pregunta: si los legisladores, entre ellos y el poder ejecutivo ven una realidad diferente, ¿cómo se ponen de acuerdo, para dirimir sobre un tema? y si bajo el supuesto de un comportamiento similar, incorporamos lo demás agentes de cambio en un esquema de Desarrollo Territorial, se hace imprescindible generar mecanismos para aunar criterios.
Evidentemente lo que difieren son las percepciones y como se forman estas percepciones, porque de esto depende que acuerden puntos de vista, que puedan ser aceptados por los que definen los objetivos de un Programa de Desarrollo Local como venimos pregonando, en ediciones anteriores.
Una de las cuestiones fundamentales es el lenguaje, tener en claro lo que se quiere decir y que interlocutor entiende y estar seguros de lo que nos quieren decir, tan simple como eso, entender lo que nos dicen.
El lenguaje es una herramienta comunicacional y como tal las palabras significan lo que la gente acuerde que significa, es por eso que abonamos la idea de que es en lo Local, donde es más factible definir estrategias comunes.
El lenguaje genera acción, haciendo que algo pase…y por otro lado lamentos, las siempre habidas conversaciones que conducen a ningún lado, son pérdida de energía. Otra forma de lenguaje improductivo la hora de la definición, es uso de condicional, por ej. Haría tal cosa…, me gustaría agradecer…etc.,
Parece una ilusión que el lenguaje sirva para describir la realidad, cuando lo que sucede es que crea la realidad. Eso es muy importante a la hora de la fijación de objetivos, porque una realidad compartida, vívida, cuando podemos cerrar los ojos y “ver” el cumplimiento de las metas, en más sencillo a las hora de establecer acuerdos.
En definitiva, debemos coincidir en una realidad, en que todos veamos una situación “LO QUE ES “después opinemos y logremos consenso.
¿Es difícil? si es muy difícil, pero como dijo W. Churchil, nunca rendirse, nunca, cosas grandes, pequeñas, insignificantes, nunca rendirse !