Desde la comisión de asociados del banco Credicoop compartieron la declaración de la entidad madre, el Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, al conmemorarse el 24 de marzo el día de la Memoria y los DD. HH.
Han transcurrido 47 años del acontecimiento más funesto de nuestra historia. Mediante un Golpe de Estado, se implantó una dictadura cívico-militar que conculcó los derechos ciudadanos, aplicó el terror contra su propio pueblo; dejando diezmada a una joven generación, practicando cruelmente la desaparición de 30.000 compañeros/as, en pos del propósito económico que Rodolfo Walsh acusó y desentrañó en su célebre denuncia: “…en la política económica de esta dictadura, debe buscarse, no sólo la explicación de sus crímenes, sino una atrocidad mayor, que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.”
El objetivo político de aquel trágico acontecimiento, ejecutado mediante la violencia, fue justamente establecer una reorganización antidemocrática, sustentada en el autoritarismo y el miedo, en pos de la destrucción de gran parte del aparato productivo, un endeudamiento externo que condicionó la economía de nuestro país por décadas y llevar a cabo una dimensión cultural de época, para inculcar valores propios de una ideología que fractura los lazos de solidaridad, promueva la antipolítica y exacerba el egoísmo, la meritocracia y un individualismo extremo.
Se trata de una cosmovisión que tiene como propósito justificar las desigualdades, las discriminaciones, la coerción a la vida social y el rechazo a toda forma de participación de la sociedad en la vida pública y comunitaria.
Conmemoramos los 47 años de aquel fatídico acontecimiento y celebramos los 40 años de recuperación de la democracia. A partir de entonces, los gobiernos, en todas sus instancias, desde las Municipales al Poder Ejecutivo Nacional, fueron elegidos por el voto popular en elecciones libres. Sabemos que el sufragio universal fue una conquista de los pueblos, por lo tanto ese instrumento debe ser valorado y defendido. Sin embargo, somos conscientes que la Democracia no debe limitarse a los procesos electorales. Los pueblos deben participar y movilizarse permanentemente en defensa de sus necesidades e intereses en todos los planos de la vida social.
Siguiendo el ideario de los patriotas fundadores de nuestra Nación, resulta imprescindible en los tiempos actuales levantar aquellas banderas de que la Libertad debe estar indisolublemente amalgamada con la de la Igualdad.
En el día de los Derechos Humanos, se impone interrogarnos nuevamente acerca de cuáles son los derechos humanos que exige una auténtica democracia en nuestro país y en el mundo, teniendo en cuenta que la crisis civilizatoria de la actual fase del capitalismo, abarca todos los órdenes de las relaciones humanas y viene generando la destrucción de la naturaleza, o sea del hábitat que nos alberga junto a las otras especies.
Asistimos a una cruel paradoja: en un tiempo histórico de fenomenales conquistas tecnológicas, científicas y productivas que habilitan avances impresionantes e inimaginables para la solución de todo tipo de situaciones de la vida, la salud y las actividades productivas; una parte sustancial de la población sufre pobreza, exclusión social, violencias de todo tipo, incertidumbre sobre el futuro, guerras y un obsceno crecimiento de la riqueza de minorías, propios de regímenes de otros estadios históricos, que reflejan un cuadro de decadencia, tras el exhibicionismo de sus lujos y riquezas,
La otra cara de la paradoja señalada es la obturación de una sociedad que se sustente en lazos fraternales, solidarios, privilegiando la amistad humanista, y fortaleciendo el tejido social como parte del entramado creativo de un colectivo que conviva en una nación soberana.
De allí que sostener viva la llama de la Memoria, encendida y sostenida por el soplo vital y generoso de las Madres, Abuelas y las organizaciones de Derechos Humanos, es una tarea irrenunciable frente los intentos de promover el olvido y la impunidad. Continúan las campañas de desprestigio a los 30.000, a las Madres, con el planteo primitivo y falaz del “curro de los Derechos Humanos”.
Ya hemos aprendido que los pueblos no deben ignorar su historia, incluyendo sus momentos lacerantes. La Memoria y el homenaje a sus grandes hacedores y a sus mártires evitan el riesgo de repetir las experiencias dolorosas.
En tal sentido, la lucha de los organismos de Derechos Humanos, que lograron interpelar a la mayoría de nuestra sociedad, inclusive superando las identidades políticas, fue determinante para la construcción cultural y política de que “Verdad, Memoria y Justicia” constituyen valores esenciales para una reparación no sólo de los familiares, sino para todo el pueblo. Los juicios a los genocidas han sido un avance ejemplar reconocido mundialmente, ya que no se puede sostener una sociedad verdaderamente democrática, conviviendo con la impunidad como valor y con quienes ejecutaron actos criminales.
Los pueblos de nuestro continente, con quienes sentimos que tenemos un origen y un destino común, también atraviesan un momento paradojal: en los últimos años vienen triunfando en procesos democráticos, gobiernos populares de diversos signos progresistas, superando a las propuestas reaccionarias inficionadas por fundamentalismos de mercado y exacerbando posturas de odio, racistas, sexistas y oscurantistas en el plano cultural.
Los pueblos se pronuncian por la recuperación y recreación de valores de justicia social, defensa y respeto a los derechos de las minorías, y una imprescindible política de redistribución de las riquezas, sin las cuales resulta insostenible la vida de las mayorías sociales.
Cierto es que estos notables avances hacia formas políticas de progreso, sufren el acoso permanente de los poderes reales, económicos, mediáticos y políticos.
Desde el cooperativismo transformador, siguiendo la huella profunda marcada por el ideario goriniano, continuamos con la vocación en pos de aportar al triunfo y consolidación de propuestas de progreso y esperanzadoras para los pueblos. Nuestro cooperativismo ha jugado un papel trascendente en la vida de nuestra Patria. En estos momentos cruciales, en el que se define el destino futuro de nuestro país, nos comprometemos como siempre y más que nunca, a ocupar un lugar protagónico junto a las más diversas expresiones sociales, culturales, religiosas y políticas.
El protagonismo debe construirse desde las bases de la sociedad. En tal sentido nos sentimos convocados desde nuestra construcción social en pueblos y ciudades y nuestra legitimidad conquistada a lo largo de los 64 años de existencia del IMFC, a realizar los máximos aportes a la lucha común de nuestro pueblos, en pos de una sociedad sustentada en una perspectiva de solidaridad, humanismo, ayuda mutua y de defensa de valores culturales que respeten las diversidades y fortalezcan esos idearios del cooperativismo transformador.
Nos encontraremos nuevamente, junto a las Madres, Abuelas y los organismos de Derechos Humanos, en las plazas a lo largo de toda la geografía de nuestro país.
Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos Coop. Ltda.
Buenos Aires, 21 de marzo de 2023.